La prisión de pensamientos
El pensamiento tiene aspecto de prisión. La afirmación parece dura, sin sentido o severa. La afirmación puede ser todo eso, y sí, ella, de veras, es dura. Pensar diferente de los demás, pensar diferente de los amigos comunes, oír las conversaciones de otros y sentir ganas de contestarles, decirles lo que pensamos, aunque no conozcamos sobre todo es como vivir aislado en medio de la gente. Sin embargo, cuando oímos lo que no tiene sentido para nosotros nos convertimos en prisioneros de nuestros pensamientos.
Es dulce la libertad de saber y comprender, aunque exista envidia de los que no saben nada, que viven encarcelados en sus propios pensamientos y reflexiones, mientras buscamos el conocimiento mediante el estudio. Somos libres para buscar comprender el mundo, y por eso nos convertimos en prisioneros que buscan sentido en el mundo y él no lo tiene.
Comprender el mundo es intención vana que nos causa desacierto en nuestros adentros. Este desacierto existe cuando nos sentimos apartados y nos enclaustramos en una burbuja en la búsqueda del conocimiento e imaginamos ser libres, sin embargo nos aprisionamos en nuestro interior.
El mundo, hoy día, es libre para cualquier forma de pensar. El pensamiento libre es parte de la ideología de la libertad de los pueblos. Tras muchas luchas que la humanidad produjo para que, finalmente, nosotros pudiéramos comunicarnos, nos preguntamos: ¿Qué hicimos de la libertad que obtuvimos?
La libertad es dulce, entretanto necesitamos, algunas veces, hacer dieta. Muchas veces es peligroso demostrar pensamientos que tienen sentido para nosotros y debería tener para los demás. Luego, el sentido perdió la batalla y, así como la libertad, cada uno tiene la suya.
La prisión de pensamientos solo tiene sentido en los prisioneros que les gustan pensar. Ellos buscan aislarse de los demás.
Así como en el mito de la caverna en donde es más confortable creer en las sombras y aceptar sus significados que salir al encuentro de la luz, el aislamiento es la luz del sol que trae calor y quemaduras y ninguna sombra para proteger. Los prisioneros de pensamientos salen al exterior para ver, sentir y sufrir con la luminosidad. ¿Habrá sentido en sufrir para vivir bajo el sol?
La cuestión es que el prisionero tiene preguntas para intentar salir de la prisión, y los libres desean respuestas, desde que no necesiten salir a la luz del sol.
Fuente de la foto: Photo by Weston MacKinnon on Unsplash
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