Textos en español

El olor del tiempo

        El tiempo es un ser que camina por los espacios, sin mascarilla (y sin juego de palabras, claro), y a él poco importan los seres que viven en sus adentros. El tiempo tiene su atmósfera que abarca a todos y todo, llevándolos conectados hacia al infinito a través de una red invisible.
        Este ser no está presente sólo en los lenguajes filosóficos que intentan traducirlo y comprenderlo. Nosotros lo percibimos de muchas maneras. Por las marcas que tenemos en nuestros cuerpos y en los recuerdos que guardamos. Algunas de ellas y ellos no son importantes para nosotros y, a la vez, los sentimos vivir en nuestros adentros. Son los olores que el tiempo nos deja cuando él pasa por nuestras vidas. Al final de todo, si pasamos por algún lugar y sentimos algún tipo de olor, alguna cosa en nuestro íntimo estimula nuestros recuerdos y nos lleva hacia un tiempo anterior. El olor de palomitas, de alguna ropa, el perfume que alguien al lado usa, la comida siendo cocinada, alguna evocación de algo que vivimos anteriormente y sentimos que él tiempo vuelve, que lo estamos viviendo nuevamente. Es como si un hecho tiempo atrás volviera al tiempo presente.
         El tiempo es como un fantasma rondando a nuestro alrededor y nos avisa de su presencia. Es el presente y el pasado pidiéndonos para pasar.
        En realidad, el tiempo tiene olor, gusto, sonido y tacto. Necesitamos de esos sentidos para recordar el tiempo que pasa, el tiempo que pasó y nos traen algunos recuerdos fuertes que nos dejaron marcas.
        Los extrañamos si no lo recordamos de ellos. El olor del ajo siendo cocinado en la sartén para preparar el arroz, la ropa de alguien ausente, el gusto del café, el dulce preferido en la niñez, el sonido de algún tren que pasa al lado y el tacto de alguien en nuestro cuerpo. Son corrientes eléctricas que pasan por nuestros recuerdos, dibujando una imagen en nuestro cerebro.
         El olor, para mí, es lo más delicioso. Podría decir que él sea la voz que viene del pasado levemente susurrada.
         Es suficiente cerrar los ojos y el tiempo deambula por el espacio etéreo de los recuerdos y esa voz llena el aire con olores pasados y nos lleva en el tiempo. Sin embargo, el perfume llega antes, porque el olor es el mensajero apresurado. Porque la voz, cuando es la misma por la tonalidad, suavidad, es un olor de cosas vividas, cuando dichas al teléfono y ella, siendo la misma nos trae la imagen de alguien que no hemos visto en mucho tiempo. Y siendo de alguien que fue importante la imagen del presente no es más necesaria para nosotros.
         Los olores y los sentidos no son los responsables por llevarnos en el tiempo. Simplemente, porque es el tiempo que nos lleva. Y el tiempo es un paquete completo. El olor del tiempo es lo inmaterial de nuestras vidas. Cuando miramos paisajes modernas, si ya vivimos en un tiempo anterior en aquel lugar, es imposible no ver en la fotografía actual el paisaje antiguo que está allá, que son nuestros recuerdos rehaciendo lo nuevo. Así son los olores.
         Los olores y los sentidos son las trampas del tiempo para un viaje al pasado, porque él no puede ser rehecho.
         Los olores son los alientos, son los recuerdos materializados.

Fuente de la foto: Photo by NeONBRAND on Unsplash 

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Nilson Lattari

Nilson Lattari é carioca, escritor, graduado em Literatura pela Universidade do Estado do Rio de Janeiro, e com especialização em Estudos Literários pela Universidade Federal de Juiz de Fora. Gosta de escrever, principalmente, crônicas e artigos sobre comportamentos humanos, políticos ou sociais. É detentor de vários prêmios em Literatura

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