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El listo, el tonto y el débil

        ¿El control del mundo pasa por los listos o por los tontos? Vale la pena cuestionar eso, según podemos establecer que el mundo esté dividido entre ellos. Algunos pueden decir que el mundo esté dividido entre los débiles y los fuertes. ¿Entonces, cuál sería el nivel que estamos en el mundo? Ser el listo, el tonto, el débil o el fuerte.
         Otros pueden decir que no son ninguno de ellos. Son viajeros temporales y vinieron al mundo para visitarlo y a ellos poco se les dan que sucederá después. Es como desembarcar de un tren en una estación desconocida, no teniendo la minina idea de donde él salió y hacia donde se va.
        Desembarcar en una ciudad cualquiera es como enfrentar lo desconocido. Intentar sobrevivir asemejándose al más listo o pareciéndose al más tonto, ni intentando ser el fuerte ni el débil. A pesar que el último nivel sea un simple punto de vista.
         Los listos venden a los tontos la idea que las pérdidas hacen parte del universo. Y para los que pierden o los que son débiles es suficiente tomar el tren porque al final del viaje lograrán un regalo en donde los tontos serán recompensados y los débiles se quedarán beneficiados. Entonces, los listos venden los beneficios y los compradores serán los tontos, y tenemos un perfecto mercado dividido entre los débiles y los fuertes.
        Al final de todo, él que se asemeja al tonto, aunque se parezca ser lo más débil sea lo más fuerte o lo más listo de todos.
        Los que viven una vida buena o viven en una ciudad y son felices, naturalmente, desean que aquella vida sea para siempre y venden un futuro sin posibilidades a un grupo de débiles. Ellos creen en todo, como si fueran un grupo de perdedores que aceptan sufrir a cambio de un beneficio en el futuro. Por lo tanto, si la idea de igualdad es posible en el futuro, por qué no ahorita, se preguntan los débiles. Los listos les responden que no se puede desear regalos a cambio de no pasar por los sufrimientos.
        Y así, la humanidad sigue engañándose hacia el juicio final de los débiles. El tonto no desea nada más que ser lo más listo porque espera el regalo que el listo le prometió.
       Un político dijo una vez que las izquierdas prometen el cielo en la tierra y que eso no sería posible. Es claro que escondía su perfil religioso. Así, adentramos en el espacio de las posibilidades extraterrestres.
        ¿Es posible vivir el cielo en la tierra? ¿Cómo sería ese cielo? ¿En dónde todos serían semejantes y Dios les diría que se callen todos que vendieron sus ideas a cambio de un paraíso terrestre?
        ¿Un tonto podría creer en eso? Sí, tontos creen en eso. Como creen que un día serán como los ricos. Eso no sería posible. Al final de todo, ¿Cómo todos pueden ser ricos si el dinero o la riqueza son las mismas, y ellas no se convierten en más para atender a todos?
        La contienda entre el tonto y el listo no es una cuestión de ser más inteligente o más tonto. Porque el tonto se juzga listo diciendo que la venganza llegará. El listo está seguro que ella existe pero juzga que es inmune a ella. Existen tontos, entretanto, creyendo que, se dan su tiempo de vida y su utopía a alguien que está seguro que es el intermediario de Dios, juzgándose listos, son solo el alimento a los listos que viven el cielo en la tierra. E imaginan si es posible surgir un más allá, claro. Al final de todo, de alguna manera los listos habrán vivido un tipo de paraíso.

Origen de la foto: Foto de Tengyart na Unsplash 

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Nilson Lattari

Nilson Lattari é carioca, escritor, graduado em Literatura pela Universidade do Estado do Rio de Janeiro, e com especialização em Estudos Literários pela Universidade Federal de Juiz de Fora. Gosta de escrever, principalmente, crônicas e artigos sobre comportamentos humanos, políticos ou sociais. É detentor de vários prêmios em Literatura

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