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El enigma del silencio

        No hay silencio más rico que el causado por algún hombre, mujer o niño al sentarse en el paseo y llorar con desconsuelo, mientras miran a la gente que camina a su alrededor, envuelta en sus quehaceres, desdeñando sus dolores. ¿Qué pasa en el silencio de ellos, en sus mutismos y en sus aspectos desalentados?
      Sus silencios guardan todas las respuestas de las preguntas que nos hacemos cuando nuestras miradas se encuentran ¿Los silencios son la contabilidad de nuestras vidas? ¿Los silencios no preguntan por qué nuestros pasos, nuestras palabras no forman parte de la vida de otros que se viven con desaliento?
         Cuando nuestras miradas se encuentran, sabemos, en nuestros adentros, las respuestas para los silencios de los ojos que nos miran. ¿Ellos piden alguna cosa? A ellos no les gusta ser lo que son? ¿En sus silencios se esconden padecimientos, rabias y ensueños?
       Silencios y manos estiradas guardan cosas más allá de lo que suponemos. No son siempre derrotas, son universos que se separaran en el instante en el que la niñez no se encontró con juguetes, camas calientes, abrazos de llegadas, besos de despedidas, olor de hogar y comida en la mesa. Miradas distantes en las frialdades que existen entre las niñeces que nunca se van a encontrar. Solo serán encontronazos casuales, imprecaciones al contra la inmundicia de las calles, y en ellas están los andrajosos con sus cuerpos sucios, causantes de improperios y groserías propias del mundo de los adultos.
      ¿Cuánto silencio existe en los ojos de los que nos miran desde los paseos? Y en nuestros silencios, en los momentos que nos callamos, interrumpiendo nuestras conversaciones y pensamientos, y cuando pasamos por ellos y les miramos, sus miradas congeladas y silenciosas nos dicen que silenciar para ellos es un silencio que se calla en nuestros adentros.
        Son fracasados que no participan del ruido de las fiestas, de las conversas alegres en los bares, que caminan por los paseos interrumpiendo almuerzos, cenas, besos de enamorados. Y cuando se acercan a nosotros, nuestro silencio es la única respuesta a sus preguntas tímidas y sumisas. Ellos se alejan en silencio y nuestro ruido vuelve a ser alegre y guardamos los constreñimientos en los silencios que tenemos en nosotros.
         No opinar, no contestar es, también, una manera de silenciar, como si este silencio fuera una acomodación, un ahorro práctico y cuestionable. Nuestros silencios no son como los de ellos. Para cada silencio existe una pregunta que se queda sin respuesta, a pesar de que la conozcamos y sepamos.

Fuente de la foto: Photo by Kristina Flour on Unsplash 

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Nilson Lattari

Nilson Lattari é carioca, escritor, graduado em Literatura pela Universidade do Estado do Rio de Janeiro, e com especialização em Estudos Literários pela Universidade Federal de Juiz de Fora. Gosta de escrever, principalmente, crônicas e artigos sobre comportamentos humanos, políticos ou sociais. É detentor de vários prêmios em Literatura

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