El juicio de los anónimos
Desde tiempos pasados, las voces no están en el mismo nivel y alcance entre todos. Las voces de la gente común tenían límites y a ellas poco se les daban los famosos, si ellas sentían rabia, alegría o algún sentimiento por alguien o por ellos. Esas voces críticas, rabiosas se quedaban calladas y calladas seguían hacia al final de sus vidas, sin derecho que otros lograsen oírlas y pudiesen sentir sus angustias o contestarlas.
Desde tiempos pasados, la idea de libertad, del pensamiento libre se quedaron cerradas en corazones y mentes de la gente común, hasta que, un día, esa libertad tomó alas. Y, a través de la internet, de las redes sociales, hijas e hijos de esa creación también tuvieron alas y volaron alrededor del mundo, in real time, en segundos; una red que se esparció sin control o riendas. Pánico de gobiernos, empresas, famosos y famosas que siempre pensaron y dijeron cosas, protegidos en sus espacios de celebridades. Es decir que el único contacto que tenían las figuras importantes con las personas comunes ocurría cuando se sentían rechazadas por los gobiernos, empresas y convertidas como anónimas buscaban esas voces para protegerlas.
Todo se cambió. La libertad se convirtió en un ser terrible, sin control por las llanuras del mundo virtual y las voces antes mudas hablaron.
Hoy en día, hablamos del juicio que los anónimos ejecutan cuando pueden criticar los que non son. Esa libertad y la inseguridad social caminan juntas. Nadie puede sentirse seguro delante de la libertad que la gente común tiene de decir y hacer cosas a los otros. Muchos, en las páginas de los periódicos y revistas, podrían escribir y decir sus opiniones: eso en el pasado. Ahora, una palabra cualquiera, un movimiento del cuerpo u opinión dichas o hechas por cualquiera son contestadas en tiempo real por los anónimos que no se deseaba oír o hablar, y él guardaba en sus adentros sus sentimientos y frustraciones. Hoy, él puede dejar de seguir el que quiera y causarle una desmonetización, el pago que los influencers y celebridades reciben. Ese juicio es duro para el famoso o famosa que se juzgaban lejos de allí, inalcanzables. Las celebridades pueden sentir la caída de popularidad y pueden sentir eso en sus bolsillos y egos.
La caída de popularidad es un proceso de juicio en medio de las calles virtuales, y todos están sujetados a eso. El juicio y críticas entre la gente común también son crueles igual. La presencia del anónimo y de los robots hacen la vida normal convertirse en realidad e irrealidad, a la vez. En tiempos de libertad, ¿cómo saber si la caída de popularidad es física o artificial, hecha por una persona real o, simplemente, un algoritmo que sonreí envuelto por su mentor?
Tiempos de libertad nos toman maneras de seguridad. La única arma posible es la verdad. La cuestión es saber si esa verdad puede convertirse en realidad o, simplemente, quedarse envuelta por la mentira.
Fake news son frutos de la libertad. A la vez que decimos la verdad, podemos decir mentiras. Las dos cosas se fusionan y la seguridad también tiene su momento de caída.
Famosos, famosas, gobernantes y empresarios no más están seguros. Sienten temor de la realidad virtual cuando antes no lo sentían de la realidad real. Tristes tiempos o tiempos tristes la vida se va siguiendo por una normalidad de libertad sin límites. El que hacer con esa libertad si llega al juicio de cualquier uno que tenga un wifi y un teclado en las manos.
Origen de la foto: Photo by Tingey Injury Law Firm on Unsplash
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