Textos en español

¿Qué el poeta ve?

        El poeta no procura reconocer, en las palabras, las teorías que ellas contienen. La visión del poeta va más allá del conocimiento, sólo colocar palabra sobre palabra para una construcción inexistente. La visión del poeta procura descubrir en las imágenes, la diferencia entre la ficción y la realidad.
        Un poeta no maneja las palabras en la búsqueda del discurso agradable; un poeta organiza las palabras y las jerarquiza para mejorar la construcción de lo que imagina.
     Un poeta no mira un mundo organizado, porque el mundo de donde el poeta saca sus imágenes es la imaginación pura y rara, donde la verdad que existe es sólo la verdad hechizada. Un poeta está listo para ver lo que no existe en la realidad y, haciéndolo, expresa la realidad más allá de lo que nosotros vemos.
     Un poeta se pierde en sus fantasías, porque no lo quiere entender el mundo de los sentidos de los seres humanos, normales. Él se desplaza en la incertidumbre, atisba el horizonte con una luneta mágica, creyendo que podrá encontrar aquello que nadie ve, o finge que no ve, escogiendo quedarse delante de las paredes de sombras.
     El poeta salta por la ventana de la imaginación y, vistiendo su fantasía, empieza a mirar al nuestro mundo viéndolo por otro lado, el mundo que está escondido de nuestros ojos, el mundo donde los colores no son los colores que conocemos, pero llenos de significados que él traduce contra su voluntad, porque, por su voluntad, la realidad es la que debería ser traducida en su crudeza y no en un lenguaje pobre sin representatividad.
       Un poeta no necesita poseer, ni desear algo, él sólo quiere mirar con los ojos lo que nadie tiene, palpar con las manos lo que todos quieren poseer y entregarse en cuerpo y alma a la serena que canta lejos.
      Un poeta escribe con los ojos abiertos para la imaginación y cerrados para el real, imagina lo deseado sin conocer su formato, espesura y tamaño. Un poeta se deja llevar por los ojos de la imaginación y desea sin suponer su existencia.
       En la imaginación, los ojos no tienen el poder de ver, físicamente, entregándose a los múltiples visiones sin quedarse en ninguno de ellos. Un poeta no se coloca en el cumbre del mundo para mirarlo mejor de lo que los otros mortales. Un poeta no tiene celos de lo que ve, sólo la angustia de no poder describir el objecto de deseo que imagina.
        Él sabe, seguramente, que siempre faltará algo, un detalle que no permite a las otras miradas vieren como él. Y por eso, él consigue quedarse en la cumbre del mundo, por mas que él traduzca, deambule por las palabras, otras miradas no verán más allá que él.
       El poeta es un avariento sin sentido; es dueño único de un objecto; desea compartilo con otras miradas, y su lucha es fracasada en el arte de transmitir lo que ve y no sabe.
        El poeta es generoso e irónico: da lo que todos desean, en la certeza de que pocos lo comprenderán.

Fuente de la foto:https://morguefile.com/creative/MGDboston

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Nilson Lattari

Nilson Lattari é carioca, escritor, graduado em Literatura pela Universidade do Estado do Rio de Janeiro, e com especialização em Estudos Literários pela Universidade Federal de Juiz de Fora. Gosta de escrever, principalmente, crônicas e artigos sobre comportamentos humanos, políticos ou sociais. É detentor de vários prêmios em Literatura

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