Cuando el amor se alza

22/01/2024 Nilson Lattari

Igual que la imaginación, los amores brotan de golpe y se manifiestan en nuestra memoria y nos siguen. Ellos nos hostigan hasta que nosotros los transformamos en palabras, en risas o en lágrimas de desengaño.
En cada rincón de nuestra imaginación nosotros dibujamos nuestros amores, igual que la melodía, el libro, la novela de verano que se convierte en lluvia que se cae de pronto, tomando a todos. Y a la imaginación poco se le da la condición social o económica de cada uno.
Amar es huir; imaginar es alejarse de la realidad. Los amores se encuentran afuera de nosotros, más allá en donde el lenguaje y las señales son distintos y solamente aquel que engendra los amores y que ve lo que nos es real comprende.
Los amores e imaginaciones son pícaros en nuestras mentes. Son mentiras graciosas de vivirse, sin llamamientos, sin acuerdos, a lo loco y sin miedo al ridículo.
No buscamos en nuestros adentros la imaginación para juguetear. No buscamos en los adentros de nadie lo que nuestra imaginación visualiza. La imaginación nos encuentra en alguna esquina perdida de una página de un libro, en una charla sin consecuencias, en una caída libre y ruidosa en medio de las palabras e imagines al nuestro rededor.
A los amores buscamos en los bares, en las fiestas y en los pequeños encuentros de miradas fugaces que se buscan con furia y rapidez. A pesar de alejarnos siempre de los amores, ellos se acercarán a nosotros. Las miradas se encuentran, nuevamente, en los intramuros viciosos del imán sin control de nuestro corazón.
Los amores nos encuentran, nos asombran y están algunas veces cerca de nosotros. Son obstinados y viven en nuestro imaginario porque son ilusorios los beneficios y los enamorados que deseamos amar.
Amar es huir. Es miedo. Es curiosidad. Es experimento. Amar son cuatro signos que retienen la profundidad y el hechizo del mar. Aguas calmadas que ocultan un mundo desconocido, feroz, salvaje; la lucha por sobrevivir enamorándose.
Amar es tormenta que nos encuentra durmiendo en el porche, olvidados en el diván. Los amores están en la melodía que oímos, en los ojos cerrados, en el sombrío y en el calor del otro. Amar es ante todo imaginar lo que el otro podría ser para nosotros. Es un murmullo distinto que oímos.