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Cómo son frágiles los jóvenes sobre el amor

        La vida es constituida de muchos peligros. Uno de ellos es el amor entre los jóvenes. El primer amor, que debería ser lo único, lo eterno y el “felices para siempre” es un privilegio, una suerte. Sin embargo, los jóvenes no son sólo los que tienen poca edad. También son los que aman, verdaderamente, por primera vez, poco importa la edad. Son frágiles los que aman, porque son jóvenes mismo en la primera vez que se estrechan en los brazos de otros y se besan con intensidad.
          ¿Cómo son frágiles, entonces, los que tienen en sus brazos el primer amor? Son como el barquero que enfrenta las olas del mar, sin saber de su poder, pero, mirando sólo su propio encantamiento al verlas. Son los que ven el brillo del sol en el bosque y miran su encantamiento y no los peligros que viven en sus adentros.
          La fragilidad está en el descubrimiento cuando los ojos ven ante todo, en donde todo es novedad, y la vida dura y cruel no muestra las garras del infortunio o de la maldad.
          Somos frágiles porque amamos y somos jóvenes en la primera oportunidad cuando el corazón late más fuerte, en donde colocamos la razón sobre el sentimiento, como si comprendiéramos todo, y por ende somos pretenciosos. O cuando ignoramos la existencia de la razón sobre el corazón y somos valientes, no cobardes. O cuando ignoramos la razón y elegimos el amor, el sentimiento, y seguimos la fe ciega mirando al otro, la voz del otro.
          Con el pasar del tiempo, volvemos al pasado y recordamos en nuestros adentros que, quizá, en algún lugar del pasado dejamos que el amor perfecto, supuestamente, pasara por nosotros y no lo tomamos como el animal salvaje que nos miraba deseando que lo tomásemos, lo amásemos.
          ¿Cómo son frágiles los jóvenes para el amor delante de la eternidad? Algunos lo encuentran y lo desprecian, otros lo toman en sus regazos y por suerte, por destino o por otra cosa cualquiera que no comprendemos, logran tenerlo para siempre. Algunos lo desperdiciarán y se convertirán en personas tristes. Felices o no, un día él estará perdido, para lo que se queda en la vida o se va al encuentro de la eternidad. Los tristes perderán también la esperanza de reencontrarlo porque el amor es una paradoja: siempre vamos a perderlo, de una manera u otra.
            Suerte tienen los que logran tenerlo de pronto, y para los otros que lo desprecian y después se quedan arrepentidos, y los que nunca lo tienen es posible que él ocurra en sus vidas: el bosque y el mar están presentes sólo debemos tener el coraje para enfrentarlos.

Fuente de la foto: Photo by Sigmund on Unsplash 

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Nilson Lattari

Nilson Lattari é carioca, escritor, graduado em Literatura pela Universidade do Estado do Rio de Janeiro, e com especialização em Estudos Literários pela Universidade Federal de Juiz de Fora. Gosta de escrever, principalmente, crônicas e artigos sobre comportamentos humanos, políticos ou sociais. É detentor de vários prêmios em Literatura

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