Mentiras y verdades
¿Qué aparta la mentira de la verdad? ¿Qué aparta a aquellos que creen de aquellos que no creen? Por supuesto que las dos preguntas no están conectadas. Si imaginamos que la mentira o la verdad están perdidas en el vacío o en medio de la soledad de un desierto, y no provocan ningún efecto, podemos imaginar que una mentira o una verdad van a vivir si ellas encuentran eco.
Podemos creer o no creer por varios motivos. Hay dos muy importantes. El primero es cuando hay gente que no se informa y aquellos que creen en cualquier cosa, si la información se ajusta a sus pensamientos. El segundo son aquellos que siempre dudan de alguna información, porque son cautelosos o siempre se preguntan la razón de todo. Esa es la diferencia entre la verdad y la mentira: el destinatario de la información.
Una mentira que es repetida muchas veces se convierte en verdad. ¿Es posible? Puedo decir que la tierra sea plana muchas veces. Pero, para que lo que digo se convierta en verdad, debo imponer al destinatario la imposibilidad de demostrarlo. Entonces, la mentira muchas veces repetida no se convierte en verdad. Lo que convierte la mentira en verdad es cuando el destinatario desea creer en la información. Quizás alguien aislado completamente y es impedido de recibir la información contraria.
Así, la mentira puede ser un arma en las manos de los dictadores y también de aquellos que creen en un tipo de dictadura que satisface sus deseos.
La batalla entre la verdad y la mentira es la batalla de la información y de la desinformación. Un juego de poder. La interpretación equivocada de una verdad provoca la materialización de la mentira.
No es simplemente repetir la mentira para que ella se convierta en verdad. Es cuando la verdad no es transmitida que la mentira ocupa el espacio vacío.
¿Y sobre la manera de contar una historia es posible convertir la verdad en mentira o viceversa?
Imagino que la búsqueda de un final feliz lleva a la gente a creer que la mentira es posible, aunque la gente sea perezosa en la búsqueda del conocimiento y convierta la mentira en algo más tangible que la verdad. Así, la verdad es un objeto aceptado por todos, por distintas razones: es coherente, comprobable y es posible repetirla y también a causa de todas esas razones la verdad es lenta. La mentira no necesita de nada y por eso es más rápida. La pereza se propone a aceptar cualquier cosa, siempre que no necesite pensar sobre ella.
Al final de todo, la mentira y la verdad son como los hermanos Abel y Caín. Hermanos distintos, que vienen de un mismo origen: la ignorancia. La mentira vuela leve en su espacio, mientras que la verdad es más dura y necesita mejorar el conocimiento.
Si imagino la mentira voy a darle una lógica sensata y colocarla de una manera de pensamiento normalmente aceptada. Es posible que ella evalúa y engañe a algunos pero tiene una vida corta. Simplemente, porque ella alcanza a aquellos que ven en ella una manera de llenar un vacío en sus adentros.
La mentira atrapa a los incautos y ellos, después de algún tiempo, se recuperan, sin embargo los sobrevivientes, y los demás, simplemente, se sienten confortables creyendo en ella. Mientras tanto, la verdad no busca a los incautos, ella es, ella existe, y a los demás resta intentar rechazarla.
La mentira es un culto, la verdad es un cielo abierto.
Origen de la foto:Foto de Christina Langford-Miller na Unsplash
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