Lo bueno y lo ótimo
Existe un refrán que lo óptimo es enemigo de lo bueno. ¿Qué deseamos ser, en realidad? Pensamos ser los mejores, ser el que es seguido por multitudes, un tipo de líder. Algunos se sienten así. Por algún motivo, en sus cerebros, algunos comprenden la realidad desde un punto de vista más conectado, más coherente con sus maneras de ver la vida. ¿Son personas inteligentes, más allá del común o son personas solo vanidosas y sin humildad?
Desear ser seguido significa imaginarse arriba de todos y no tener el espíritu de equipo, aunque lo diga; una creencia en el individualismo. Viviendo en el interior de un sistema, lo que sea, alguien puede sobresalirse pero debe ser ajustado a él. De otra manera, si alguien vive en una competencia dura, la posibilidad de desarrollarse es mejor. Así como alguien que no vive en una atmósfera de hostilidad y su capacidad se convierte en fantasía, porque su manera de pensar no fue puesta en jaque.
No somos lo que somos cuando la atmósfera es favorable a nosotros. Sobre todo si un tipo de atmósfera nos da bienestar y cambiar todo es algo asustadizo. Demostramos nuestra real personalidad delante de la adversidad y de la competencia. ¿Si las cosas funcionan a nuestro favor, por qué cambiarlas? ¿O por qué cambiar?
Desear ser lo óptimo en una atmósfera desfavorable no es garantizar lo bueno. Ajustarse para sobrevivir es el sentido de la humanidad. A los que encuentran un buen camino para vivir, y comprenden el mundo en donde viven, son combatidos. Son los que no buscan lo óptimo. Para los que siempre imaginan que pueden seguir más allá, los pragmáticos, son los vencedores y los que no están preocupados con lo óptimo, representan los derrotados.
Cuando somos humildes, no siendo exactamente humillados, o que dejan humillarse, pero en el sentido de comprender el alcance de las capacidades, buscamos lo bueno, sin necesitar ser lo óptimo, el mejor de todos, el que va a sobresalirse a los demás.
No buscar el liderazgo no significa ser un derrotado. Derrotados son los que desean alcanzar niveles que no les pertenecen. Comprender la realidad es sobrevivir a ella, nada más.
La ambición es un tipo de amor, una gana por espacios y provechos. Sin embargo, ser amado es la esencia final del ser humano, porque ser amado nos convierte más seguros para seguir adelante. Si intercambiamos sentimientos con alguien y somos amados y sentimos eso y nos dedicamos a alguien que nos gusta y recibimos lo mismo, de alguna manera esa relación nos hace sentir más seguros. Tenemos un puerto seguro para estar y crecer.
Si no tenemos ambiciones más allá de nuestros límites o no intentamos ser lo que otros son, utilizar métodos favorables y amigables es buscar ser bueno en los límites que estamos. Cuando buscamos ir más allá e intentamos ser como otros o intentar ser el óptimo como ellos, destrozamos nuestro ser y nos convertimos en la nada.
Origen de la foto: Foto de Jacob Bentzinger na Unsplash
SUSCRÍBETE PARA NUEVOS POSTS
Views: 13