Las puertas contradictorias del paraíso
¿Imagine cuándo leemos algo y no lo recordamos? Precisamente, fue lo que me ocurrió cuando alguien estuvo diciendo que estudiar sería como abrir las puertas del Paraíso.
En un primer momento fue como una liberación, porque estudiar sería abrir las puertas del Paraíso, conocer todo, como si fuera un encuentro con Dios, y, finalmente, pudiéramos poseer toda la sabiduría y todas las respuestas.
Sin embargo, caí en la cuenta cuando comprendí que la pensadora o el pensador no había dicho de cual de los lados de la puerta ellos hablaban ¿Sería la puerta de entrada o la puerta de salida?
Cuando Adán fue llevado afuera del Paraíso, el ángel le mostró la máquina del mundo que empezaría a girar, advirtiéndole que su tarea sería el retorno al Paraíso, al final de todo. Adán comió la fruta del árbol del conocimiento y fue puesto afuera, donde entendemos que estudiar, conocer, reflexionar, al final de todo, sería abrir las puertas del Paraíso y encontrar un lado que no se parece ni un poco con aquello dejado atrás.
¿La píldora roja o la píldora azul? dijo Morpheus, el personaje con gafas oscuras cuando se las ofreció a Neo. Estudiar es abrir las puertas de un Infierno, donde tenemos que convivir con nuestras estructuras culturales, nuestras formaciones y en la búsqueda de la verdad; y la verdad es dura, sin salsa, sin vueltas, simplemente, cruda.
Juzgar es siempre más fácil que pensar, reflexionar y aceptar nuestros errores y contradicciones. Podemos desdeñar al conocimiento, podemos desdeñar lo que dicen las personas, y, sin embargo, definir nuestros argumentos con golpes y ofensas. Es muy difícil vivir fuera de la zona del conforto, es muy difícil ser políticamente correcto porque significa aceptar al otro, en su manera de pensar y actuar en contra de nuestras “creencias”.
Una medicina para no estudiar es ocultarse atrás de algo, que sea una religión por ejemplo, o atrás de otro ser que nos da un discurso, una narrativa que llena nuestros vacíos; una píldora azul de la quietud y del conforto.
Pero ¿Qué es estudiar? Básicamente, también sería informarse por nosotros mismos, posiblemente in loco; o en contacto con alguien que haya visto el acontecimiento; conocer las trampas escondidas en el formato de la noticia, cómo llega y huir de la monotonía que satura nuestras mentes perezosas.
Creer en el estudio hecho por otros, es un tipo de zombieland.
Pensar en perder tiempo con lecturas más elaboradas es muy trabajoso. Aprender a indignarse es tener vergüenza por los malos sentimientos que tenemos. El azul es la píldora que no sobrevive por mucho tiempo, es de placer mínimo, y para mantenerlo es necesario vivir para eso – tomarla para siempre.
Resumir con una palabra grosera para terminar las discusiones es cerrar una puerta imaginando que estamos bien puestos en el paraíso del conforto, y abrazar los discursos y las narrativas de otros también. Es difícil abrir una puerta, sabiendo que en el otro lado están los cuestionamientos, pero nosotros vivimos de preguntas y no de respuestas listas. Y preguntar no es una ofensa, principalmente cuando nos preguntamos.
Fuente de la foto: morguefile.com
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