La idea de libertad

        La libertad es una palabra cotidiana de muchos, desde tiranos a los que se autodenominan libertarios. En los momentos de crisis política, institucional, moral o cualquiera, algunos grupos anhelan una libertad particular, que abarque sus intereses personales. Todos aquellos sujetos tras los barrotes de la prisión o a causa de imposiciones sociales o morales se consideran injustamente encarcelados y por lo tanto creen que deberían ser liberados. La libertad para algunos es, justamente, para todos y para otros es sujetar a los demás que piensan diferente. Para estos últimos, la libertad es poder eliminar a sus oponentes y sentirse libres para hacer lo que piensan.
        En los momentos de tranquilidad institucional, la libertad nunca se pone a prueba, porque la libertad está en todos los lugares. Aunque habrá quienes que no se consideran libres porque no ven a los demás sometidos a sus ideas de libertad.
        Para un genocida, la libertad es poder eliminar al otro; para un tirano es hacer lo que quiera y sus deseos se conviertan en realidad. Para un manipulador, es moldear a un publico según sus pensamientos. Y para un pensador, es imaginar un mundo donde la libertad de pensamiento no sea censurada, sea donde sea.
      Muchos utilizan la libertad como una excusa para someter naciones, escondiendo sus intereses económicos y poco se les da si aquel pueblo que explotan alcance una verdadera liberación. Desde luego no debemos confundir que la libertad sea el derecho de hacer lo que se quiera hacer: tiene límites; cuando invade el espacio del otro.
     Vemos en el mundo los amantes de la libertad enclaustrados en sus lugares de poder, imponiendo a los demás su idea de libertad. Presentan sus modelos de vida como los ideales para lograr la libertad, en este caso, su estilo de vida. Nadie será libre totalmente, para poder hacer lo que quiera porque siempre habrán dependencias de alguien o instituciones.
        Sin embargo, lo más oprimido es aquel que depende de alguien, de algún lugar o grupo. El religioso cree ser libre porque se ajusta a una creencia, aunque sometido a las reglas de su religión, por eso no es libre, hay límites. El profesional en su trabajo se ajusta a la ética y a los deberes de su oficio, a su juramento. Existen aquellos que trabajan para alguien e intentan seguir los pasos de los superiores, porque desean ser como ellos, y por eso son esclavos de sus ambiciones. Son esclavos de una vida imposible de alcanzar.
          No conocemos la libertad hasta cuando conocemos alguien, realmente, libre.
          Cuando contactamos esa libertad, ella nos causa miedo, temor o cobardía porque sabemos que ser libre es necesario el coraje de admitir nuestra esclavitud.
       Muchos que desean la libertad solamente son esclavos de algo, y ajustados a los pensamientos de un grupo, esclavos de sus propias incompetencias por no reconocer que no son libres. A los demás, simplemente, se callan porque nada tienen que decir o aprender de los esclavos y son libres porque piensan por ellos mismos.

Origen de la foto: Foto de Luca Upper na Unsplash

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