Hábitos de gente vieja
El mundo habla macanas que se van repitiendo a lo largo del tiempo, a lo mejor, la gente, porque el mundo no habla y, simplemente, poco se le da con las opiniones de los que pasan por él. El mundo rueda, y algunos dicen que no igual a una pelota, redondeada, sin embargo un platillo que para mí es semejante a los juguetes que lanzamos al aire para que los perros los alcancen. Me quedo imaginando que si fuera verdad ahorita estamos siendo cazados por algún peludito espacial en medio de la oscuridad del universo. Y la luna, siempre ella, acompañándonos aburrida con las estrellas riéndose de nuestra desgracia.
Al final de todo, las mentiras son esas. Entretanto, con respecto a algunas opiniones dichas por la gente que conoce todo, o casi eso, algunos hábitos son adecuados a la edad.
Después de los cumpleaños de los sesenta me quedé delante del espejo y me vi con el cabello muy bien puesto, arriba de la orilla y me recordé que hubo un tiempo que él se caía, muy bonito, sobre los hombros y eso me causaba felicidad; efectos de la juventud.
El tiempo pasó y los cabellos se convirtieron en hábitos de gente seria, y me pregunté por qué no dejarlos largos, porque eso me hacia bien. Fue decidido que ellos podrían esparcirse y, claro, con esos tratamientos modernos de las peluquerías podría caminar nuevamente por las calles, saborear el mismo viento moviéndolos, sintiendo los pelos balancearse con la sensación de libertad.
Una de las exigencias del comportamiento femenino, por ejemplo, es que una mujer mayor tiene que cortar sus cabellos y no más tenerlos largos. Me quedo imaginando por qué. Ocurrió esa reflexión desde una conversación en una cita médica cuando una señora mayor dijo que sería el correcto, criticando los cabellos largos de mi mujer y los míos.
Imagino en dónde se quedó nuestra juventud desde tiempos pasados de un niño que amaba los Beatles y los Rolling Stones, y pasó a ver a otros que no lo creen que el mundo gira y pasó a creer que es un platillo que nació no se sabe en dónde.
¿Pasamos a vejez o dejamos de ser jóvenes?
Es claro que la juventud pasa como todo. ¿Sin embargo, por qué no revivir un poco de ella, y dejar que ella sobreviva un poco más? Incluso en las ropas, en los hábitos y no seamos como nuestros padres y pienso que sentarse en una silla no nos hará bien.
El mundo está distinto de otros tiempos, es lo que diría la señora bien comportada y conectada con los cambios del mundo canoso.
Pienso que el mundo no está distinto, él siempre estuvo aquí, nosotros es que vamos cambiando no sabemos por qué. Después de los sesenta es hora de volver al comienzo, y quizá por los cabellos largos que fueron, antes, una señal de rebeldía. Y el comienzo es ahora, para un comienzo de rebeldía más gracioso pero con ademanes de gente seria.
Origen de la foto: Photo by Cristina Gottardi on Unsplash
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