Esa vida de por qués
Y así decido prender la campana del autobús y bajar en medio del camino, apartarme de la gente viajera y compañera, con sus interminables conversaciones: no prendo la TV; busco libros gratis en la internet y los leo; no busco cambiar mi coche por un virgo porque tengo lo adecuado y creo que un coche avejentado no es malo, nosotros sí que nos quedamos, no preguntamos cuando no reparamos un daño pequeño en él, los faros que expiraron su tiempo, el ruido que es parte del viaje; no me voy a la tienda de periódicos comprar el diario, mera rutina, aunque sea sólo los domingos, el diario imprescindible, y porque no me pregunto qué él me da, el qué me añadiría; empiezo a romper con las frases listas, con los lugares comunes, los razonamientos estandardizados; miro mis muebles y veo que no necesito de los cabildos que mantengo vacíos para comprar ropas en el futuro, las tengo demasiado y no divido mis ropas entre las que voy a la fiesta o a la esquina. ¿Por qué no puedo caminar siempre con la ropa más bonita al contrario de la más adecuada, al final de todo a quiénes deseo afectar? ¿Y por qué no a mi mismo?; vuelvo a mis recuerdos, llenando cajones, muchas veces representados por pequeños objetos o regalos, que pertenecieron en un momento cuando una mujer, perdida en el tiempo, me los dio con su mirada y su sonrisa, quizá no se acuerde de mí o no esté más en este mundo, y a mí me gusta volver a mis recuerdos buscando aquella mirada y aquella sonrisa que no están más en el objeto o en el regalo; que me quedo a mirar un paisaje, observando sus detalles y cómo ella se formó y no estoy preocupado en fijarla en un aparato electrónico, manteniéndola en mi mente; que puedo mirar un cuadro en un museo, su acervo e imaginar que aquellas obras sobrevivieron a lo largo de la historia y cuántas personas ellas observaron y no me quedé a sacar selfies como si deseara pertenecer a su mundo; que paso a criticar los post que truenan en Facebook, y me voy en la internet para comprobarlos y los rechazo, intentando imaginar cómo el mundo funciona basado en mentiras, y que existen los ingenuos que creen en ellas; y cuando los cuestiono en sus lugares comunes, y los contesto en sus por qués, y también en los míos, la gente me adjetiva con nombres que me aburren, y me pregunto: ¿Por qué leo tanto y cada vez me quedo apartado del mundo y me siento más intruso, y me siento dañado y busco la cura dañándome más, y leo más, intentando comprender un mundo incompresible?
Origen de la foto: Photo de Evan Dennis sur Unsplash
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