El silencio es revolucionario
El lobo cuando nos mira desde la cumbre de la colina es como nos viese más allá de una pantalla imaginaria. Es como viese todos nuestros movimientos desde una ventana. Desde su calma aparente y desde su posición de poder, él es capaz de revolucionar nuestros sentidos. Y, en nuestros adentros, aunque lejos de nosotros, nos sentimos amenazados.
Una mirada, más allá que un arma que tenemos delante de nuestros ojos, es más poderosa que las palabras de alguien dirigidas a multitud. Él es un actor que no necesita de aplausos y está seguro de dominar a la gente.
A menudo, lo revolucionario está en el silencio. Está en el secreto que no deseamos encontrar. Así como la mirada del lobo que parece estar solo, sus pequeños movimientos son capaces de revelar nuestros secretos y nuestros miedos que están bien ocultos.
Revolucionar es inquietar, es mover la cortina que oculta nuestros secretos internos. Revolucionar es convencernos que lo desconocido y lo misterioso están allí, delante de nuestros ojos. Es algo que espera nuestro razonamiento para desnudarnos.
Revolucionar es abrirse al mundo y revelar lo que hemos construido en nuestras vidas en secreto. La mirada del lobo está en nuestro interior, siempre lista para crear el movimiento que va a bullir con nuestro verdadero yo. Es capaz de derribar los prejuicios que creamos como si fueran una barrera hacia el conocimiento.
Revelar nuestros secretos para nosotros mismos es el momento en que el lobo se levanta y camina lentamente en la búsqueda del aire, del mar abierto, del horizonte que está delante del descubrimiento. El lobo solitario es más libre del que se siente cómodo junto a los conocidos, en lugares amistosos y huye del más rudo y sencillo.
Siempre fuimos los que en soledad enfrentamos nuestros secretos, como el lobo solitario que nos mira calmadamente desde la cumbre de la colina cerca de nosotros. Él no tiene problemas en estar allí, en donde siempre estuvo. Porque le enseñaron que debe convivir con el ambiente, poco se le da los animales que pasan cerca de él. Él es el dominante, porque los secretos tienen esa virtud.
Secretos no necesitan de público para vivir la tragedia o comedia de nuestras vidas. A veces son patéticos y otras veces sin vida, sin glamour y sin colores. Secretos no necesitan de público; así como los lobos solitarios ellos se alzan en algún momento. A ellos poco se les dan nuestras voluntades y miedos. Y caminan tranquilamente hacia su manada.
Origen de la foto: Foto de engin akyurt na Unsplash
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