De cuál pecado tú te arrepientes
Es seguro decir que reviviendo la memoria, en sus adentros, está guardado en algún cajón polvoriento algún pecado. Posiblemente algún secreto que solamente tú lo conoces. O, entonces, un secreto compartido por dos, porque con tres, como decía mi abuela, el diablo lo conocerá.
¿Él te deja triste, confuso? ¿Él pintó tu carne, hizo alguna marca en tu piel como algo que te trae frío en el estómago, algún temor que él se convierta en realidad, que se va arriba de alguna pared, hacia al campanario de la iglesia para el mundo lo conozca? ¿Y con su dedo acusarte de algún crimen, alguna deshonra sobre tí y que tú llores, tú te escondas y que pongas la cabeza en tus rodillas?
Y tú, posiblemente, podrá hacerlo nuevamente o recordarlo. ¿Tú sientes algún placer al revivirlo, que sea repugnante, algún aviso que no te permita olvidarlo, que tú lo quieras matar, pero, sólo lo mantengas escondido? ¿Es eso?
¿O entonces, por qué no? ¿Algo que fue noble, que te llenó de orgullo por hacerlo, que nadie lo conoce, que te hagas sonreír, satisfecho y aquello que lo recibió no sabe? ¿Te quedas arrepentido por no decirle?
¿Al final de todo, qué es pecar? Hacer cosas en contra las reglas de alguna religión. ¿Sin embargo, contra quién? ¿Dios? Si Él existe entonces no hay secreto, Él sabe, tú sabes. ¿Dios no hizo algo para tí? ¿No lograste tus deseos, es culpa de Él o del pecado que cometiste?
¿Y quién es ese personaje, el pecado? Que es tan fuerte, que es capaz de ser un fantasma a tu lado y es capaz de rechazarte de tus proyectos o hacerte avanzar en ellos.
El pecado está conectado con la culpa. La culpa es un personaje real, el pecado la ficción, algo que creamos, atisbamos sobre alguna cosa que hicimos. Y ese pecado es que te deja cerca del infierno, pero, mientras él es secreto, solamente la culpa es lo que sentimos. Son secretos, y la culpa es el arrepentimiento que puede ser el bien o el mal. Y algo así tan distante no puede ser real, vive en nuestros adentros.
Tú no puedes arrepentirte de lo que vivió. Y, estoy seguro, tú has aprendido alguna cosa con él. El pecado, entonces, puede ser tu compañero y la culpa tu límite.
Origen de la foto: Foto de Mahdi Bafande en Unsplash
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