Como utilizamos nuestro tiempo
Utilizamos nuestro tiempo por tres maneras: haciendo nada, sin tener objetivo o haciendo algo sin utilidad.
Existen los que son llamados perezosos, como algunas personas ven otras culturas con una mirada crítica desde su propia cultura. Es común ver a los indígenas en cualquier otro país siendo un pueblo viviendo su existencia basada en sus propios conceptos sociales sufriendo las críticas de otros. Son llamados perezosos porque disfrutan un estilo de vida que no se ajusta con nuestra modernidad y nuestra supuesta supremacía. Y se encaja al concepto de hacer nada.
Otros luchan en la vida para alcanzar propósitos completamente ajenos a sus deseos. Canalizan sus vidas sin un objetivo en particular e intentan tomarse un lugar bajo el sol en una competencia en la búsqueda de una vida financiera mejor para consumir más. Es común la frustración delante de las dificultades, como si estuviesen conduciendo un barco que no les pertenecen, en un rincón en donde no deberían estar. Y además, siguen una multitud de otros más que buscan también sus objetivos o no. Ellos intentan cumplir sus ambiciones con sus deseos reales o no. Sería una vida por nada. Porque sus objetivos no son colindantes con sus deseos reales.
El tercer caso sería volver a hacer lo que está en el según caso, cuando están desconectados de sus ambiciones, transformándose en futuros fracasados. Y lamentan sus vidas en completo desánimo. Muchas veces llenos de dinero y bienes y no ven ningún sentido en eso.
Conducimos el barco de la vida siguiendo al flujo del agua. Flujos que nos atraen porque atraen muchedumbre sin sentido para nosotros y cargar una cruz que se convertirá más pesada con el tiempo.
En nuestra vida actual es común buscar un objetivo para vivir una edad mayor con mejores condiciones de vida. Para algunos, existe un objetivo futuro que sería el poder, finalmente, de lograr a sus deseos sin sentir la necesidad de luchar más pela superveniencia. Esa es la historia de nuestra sociedad: luchamos para vivir nuestra vida plena cuando estamos en el final de la vida.
Nuestro modelo de vida nos lleva a eso. Nada es más frustrante que llegar a la vida canosa y el único bien que tenemos es la edad. Haber vivido la vida y pensar que poseemos grandes lecciones para enseñar a otros. En realidad, a los más jóvenes es una vida precaria. Por supuesto que los recuerdos, al final de la vida, son los únicos bienes que tenemos. Pero es inhumano e irracional comparar tiempos distintos.
Para los que non hicieron nada para convertir sus vidas en mejores condiciones no podemos marcarlos como maestros de nadie. Los que lucharan en la vida sin buscar sus propuestas personales, pero las de otros, no pueden ser maestros tampoco.
Nuestras historias no son replicables. Nuestras historias poseen sus límites. Existen los que al fin y al cabo buscan los pros y los contras de vivir y piensan que las dificultades es parte de ese vivir. Por lo tanto, no maldicen sus vidas a causa de los errores. Pueden decir que utilizaron las cosas que tenían como armas y aprendieron a luchar con ellas. Rechazaron las innecesarias y utilizaron las correctas, como fue posible. Mantener el entusiasmo de la juventud es el arma más importante para encarar al futuro.
Origem de la foto: Foto de Alex Azabache na Unsplash
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