Textos en español

¿Cómo sería una flecha viendo hacia usted?

          Por cierto sería aterrador una flecha viniendo hacia nosotros y el responsable podría ser un anónimo o un profesional o alguien que solo desea divertirse a costa de nuestro dolor. Podemos encontrarnos acorralados aguardándola o de espalda, huyendo asombrados, sin medios para defenderse, o aún luchando por nuestra supervivencia.
         ¿Qué va a pensar el que tiene las manos esposadas aguardando el momento que la flecha que va a definir su destino salga del arco? ¿Qué va a pensar el que se imagina protegido de alguna manera, al ver la flecha en acto perfecto cortando el aire y en pocos segundos, tras el sonido seco, herir su cuerpo como si fuera un signo de exclamación apuntando que la vida se fue?
         A veces no son flechas representadas por un trazo fino. A veces son decoradas dándoles un trayecto más preciso. Quizás un gran cuchillo afilado que tiene en su punta, en la búsqueda de un objetivo elegido. Las flechas no tienen un señor, ellas son las herramientas de aquellos que tienen el poder de enviarlas. Flechas no son programadas como flechas, cuando pueden ser palabras, igual que las palabras que resuenan en el viento, esparciendo mentiras y falsas verdades, destruyendo reputaciones. Luego que las enviamos tienen un objetivo y aunque nos arrepentimos, no podemos recogerlas. Flechas y palabras son penas llevadas por el viento y se esparcen y nada más podemos hacer después que las enviamos.
        Nuestras flechas preferidas son las palabras que salen del escondite de nuestras manos y se esparcen por el mundo digital. O salen de nuestras bocas en momentos de rabia y sorprenden aquellos que no creen de donde ellas provienen.
       Rechazamos las flechas y muchas veces las utilizamos, con conciencia o sin medir las consecuencias. ¿Podemos imaginar flechas viniendo hacia nosotros? ¿Podemos imaginar cuando enviamos flechas hacia alguien? Tener cuidado con las palabras es igual y necesario porque ellas deben permanecer en sus alforjas como fieras en sus cárceles. Sus puntas afiladas hacia al suelo y solo sus penas coloridas para recordar que la paz solo existe cuando el calor de la rabia disminuye y somos piedras y nos convertimos en vidrios, y sentimos empatía por los demás para vivir con humanidad.
          Las flechas son armas terribles cuando están libres, hiriendo el espacio, sin rumbo o rumbando hacia algún lugar. A lo mejor sería que ellas volasen con mensajes de paz, o enviadas arriba de un muro para llevar aliento, un aviso o alimento, recordándonos que más allá del muro estamos juntos y hermanados.
         Las cartas son las mejores flechas que podemos enviar, con un objetivo claro para llegar al corazón de aquellos que están lejos. Y las cartas son alforjas con palabras encantadas que llegan al objetivo adecuado, en contra de las flechas guardadas que nunca las enviaremos, manteniendo viva la esperanza de alguien.

Origem da foto: Foto de Paul Alnet na Unsplash

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Nilson Lattari

Nilson Lattari é carioca, escritor, graduado em Literatura pela Universidade do Estado do Rio de Janeiro, e com especialização em Estudos Literários pela Universidade Federal de Juiz de Fora. Gosta de escrever, principalmente, crônicas e artigos sobre comportamentos humanos, políticos ou sociais. É detentor de vários prêmios em Literatura

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