Textos en español

Cazador de estrellas

        Nunca pude imaginar que fuera, algún día, un cazador de estrellas. No estoy hablando de las que brillan al cielo, pero las que encontré en seres que no sabía yo, hasta aquel instante, que las podría ver. Ocurrió en un abrazo de cuerpos, trenzados en el último instante del placer, cuando una boca abierta entre una sonrisa y un suspiro, me retuvo fuertemente en las manos diciéndome, en el límite del gozo, que vio estrellitas brillando en la oscuridad del cuarto.
       Más allá que un cazador de estrellas, después, yo me transformé en un perseguidor de cielos con pieles negras, blancas, morenas, con suavidades distintas, y puse mis manos en cabellos de múltiples colores y olores, como si estuviera en la cola de algún cometa, y me llevaba por las oscuridades del espacio, justamente yo, aquel que debería cazar estrellas.
       Las poseía, pensaba, dentro de mi arrogancia como a un sol que deambulaba por el firmamento, con los ojos hambrientos, deseando, cada vez más, ver las estrellas que llegaban a través de otras murmuraciones.
        El viaje ocurrió todo el rato, y el sol, que juzgaba ser eterno, veía, cada vez más, raramente, las estrellas. Otros se tornaron cazadores de estrellas, que yo los conocía por las miradas que lanzaban sobre las nuevas estrellas, sedientos por ellas, que existían en una juventud atractiva.
        Fue cuando llegué al final de mi universo, lo que juzgaba infinito, y pude observar al otros soles que deambulaban alrededor y me preguntaba si ellos veían las estrellas que perseguía. Estaban poco interesados, como si estuvieran satisfechos a deambular, pensé yo, solos.
      Más allá, al final del infinito de mi destino, pensando en mi historia, que he construido cazando estrellas, descubrí que el firmamento no fue hecho sólo para ellas. Más allá de ellas, aquellos soles, que yo imaginaba solitos, eran sólidos y bien parados, veyendo, orgullosos, al su rededor planetas y, principalmente, las lunas, sus compañeras, compartíndoseles las noches.
        Y brillaban más y más, las lunas, que serían las productoras de estrellas las que mis ojos no excitaban más.
      Las perseguí tanto, las estrellas que me atraían, que rechacé las lunas llenas de luminosidades, y aun en sus fases, algunas veces un lucero, algunas veces menguantes, otras recogidas, son las estrellas de la vida real, que no viven sólo para llenar nuestras fantasías, pero que convierten las fantasías en realidades, en la eterna conversión de la vida en al afán por crear estrellas.

Fuente de la foto: Photo by Greg Rakozy on Unsplas

Suscríbete en nuestro site para nuevos posts.

Views: 9

Nilson Lattari

Nilson Lattari é carioca, escritor, graduado em Literatura pela Universidade do Estado do Rio de Janeiro, e com especialização em Estudos Literários pela Universidade Federal de Juiz de Fora. Gosta de escrever, principalmente, crônicas e artigos sobre comportamentos humanos, políticos ou sociais. É detentor de vários prêmios em Literatura

Obrigado por curtir o post