¿Alas para qué?

23/05/2021 Nilson Lattari

¿Por qué pedimos alas si no sabemos ser valientes para afrontar el viento y la lluvia que están en el espacio abierto? ¿Si no sabemos ser valientes en donde los pies no pueden tocar el piso, sintiendo la seguridad de la tierra? ¿Por qué deseamos alas si cuando las piedras son lanzadas en nuestra dirección, y las rechazamos, no estamos seguros de que otras vendrán y caeremos al suelo.
Alas son para pocos. Alas son para aquellos que se arriesgan a volar sin destino, y poco se les dan las adversidades que encontrarán, y el destino, ese ser desconocido, sin color, sin olor, simplemente no existe, porque volar es igual que mirar hacia el infinito desde lo alto hacia la tierra. Luego, el destino no tiene un final, por eso no existe: viajar es siempre el comienzo de todo, y nunca algún objetivo para encontrar.
Volar, siempre, tiene un precio. Algunos hombres tienen alas. Alas tan largas y llenas de imágenes que a los ángeles, esos seres, naturalmente, alados, le asombran al observarlas, cuando ellos pasan, y les siguen, cuidadosos, para protegerles, porque no tienen la destreza para volar como un ángel. Son seres humanos listos para revolucionar el universo en donde viven.
Algunos utilizan las armas de la imaginación para volar más allá que demás personas. Otros colocan sus alas debajo de los brazos para imaginar, antes que todos, lo que podrían ser en el futuro, como si pudiesen dar alas para todos.
Para volar es necesario desconectar los pies de la tierra. Es no haber piso para caminar, porque los pies dejan marcas y las alas no.
Volar es mirar el laberinto de la vida arriba de todo, viendo la solución cuando todos insisten en golpear las paredes y perderse en conversaciones inútiles. Quien vuela no es paciente y no le gusta oír a otros: el ir y volver de los tontos, que se pierden señalando caminos sin sentido, mientras otros insisten en perderse haciendo lo mismo.
Si algún día alguien tuviera alas y volase encima de las ciudades, sería señalado por todos en la tierra igual que algún ser inimaginable. Sería perseguido y todos harían más de la cuenta para poder hallar el secreto. Igual que los pájaros raros que viven en el cielo, pies les seguirían por la tierra en la búsqueda de sus refugios. Aunque estuvieran en lo más alto, ellos serían alcanzados algún día.
¿Si usted fuera el dueño de este secreto, volaría solo por el cielo?
Así son las mentes y cuerpos que desean volar, y sólo consiguen admirar desde la tierra la belleza del cielo para esperar que algún día sean ángeles terrestres.
Si los poetas, con sus versos llenos de alas, molestan las mentes que están encarceladas en la tierra, ¿qué les se sucedería a las personas si pudiesen, realmente, tener alas, y algún día desconectarse de la tierra?