Ventanas
Conocer el mundo es como abrir ventanas. ¿Y cómo son ellas y cómo se presentan? Ellas se presentan como puertas abiertas al futuro. Desde una ventana vemos el mundo y nos encantamos con él. Por supuesto que a través de ella otros pueden vernos entre las cortinas cuando el viento las hace moverse. A través de ellas entran los malhechores en la búsqueda de algo fácil, y por ellas se lanzan los que la vida les trae el infortunio y los que no logran aprender en la escuela de la vida.
El escritor escribe su historia mirando una ventana desconocida. Porque ella le trae los personajes de su ficción y también su mente se cierra igual que las ventanas, cuando la inspiración acaba y su trabajo de buscar historias pierde la conexión con la irrealidad. Nuestros ojos son las ventanas de nuestra alma investigando el mundo. Y es dónde el adivino se pone delante de la luz e intenta descifrar el futuro iluminando la oscuridad.
Desde la ventana, Rapunzel lanzó sus cabellos largos hacia su amante y Romeo, con piedras, despertó a Julieta en medio de la noche. Desde la ventana vemos las montañas encantadas y la ciudad con sus angustias. Desde las ventanas indiscretas, amantes intercambian señales de secretos y encuentros. Desde las ventanas, las miradas invisibles miran las intimidades. Cuando cierran las ventanas, los amantes, finalmente, pueden disfrutarse envueltos en sus pasiones y los malvados manejan sus estafas.
Entre los granjeros y campesinos las ventanas se abren a la luz, a los arbustos y al olor de los animales. En las ciudades ellas están cerradas a la vida, involucradas por rejas. A la vez, en las cárceles, los prisioneros ven la vida exhibida en pedazos.
Desde las ventanas, el final del año es celebrado con pedazos de papeles lanzados por la gente, y a los héroes cuando la democracia está de vuelta. También pueden esconder los hombros blandiendo las armas en la búsqueda de la victoria o para cometer delitos y violencia.
En las despedidas, las ventanas están llenas de manos deseando que el retorno sea pronto y lleno de felicidad. En la llegada, son las ventanas que vemos antes que nos apunte nuestro hogar que se quedó lejos de nosotros.
Son ellas que nos muestran la casa de los que amamos y el nido de los amantes con flores rojas decorándolas. Ellas son el primero mueble de una casita sencilla porque cuando cruzamos la puerta es como decir que aquel pedazo de tierra es nuestro. Desde aquella trinchera será nuestra defensa delante del mundo y con los codos en ella llenamos nuestro rostro de esperanzas.
Cuando la vida cierra las puertas de las oportunidades, de las esperanzas y de las batallas, Dios abre las ventanas y podemos escapar y buscar nuevas maneras de vivir.
Desde las ventanas, el maleducado lanza la basura, un rostro aparece alegre y la luz, cuando llega la noche, anuncia que hay gente. A través de ellas, la luz azul de la TV muestra la hora del entretenimiento. Es para ellas que la gente mira cuando recibe una mala noticia, como si pudieran pedir al cielo un poco de consuelo. Desde las ventanas salen las señales de humo de un incendio y alguien intenta pedir ayuda.
Hablar sobre ventanas, todo el tiempo, es ser obsesionado.
Ninguna casa puede rechazarlas, si no sucede eso es soledad extrema.
Origen de la foto: Photo by Miti on Unsplash
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