Recuerdos
Nombres son representaciones interesantes, principalmente cuando ellos nos acuerdan algo perdido en los recuerdos de la niñez, un acontecimiento en la juventud y otras cosas.
Palomitas de maíz, por ejemplo, tienen una conexión con la niñez. Adultos, cuando sentimos aquel olor particular esparciéndose en los cines, en los circos, en los eventos en las calles o cuando volvemos a nuestra casa, en los paraderos, aguardando el autobús. Son lugares estratégicos para los hambrientos que llegan y percibimos cuanto es placentero volver a masticarlas y la boca se llena de aquel gusto de cosa eterna. Aquel paquete de palomitas calientes, con algunas de ellas cayendo al piso que el mesero de la canchita se asegura de poner un poco más.
Otro nombre es el coche convertible, un tipo de coche que nos recuerda a los tiempos de rebeldía, lleno de chicas, alegres yéndose a la playa, una conexión con la juventud de otros tiempos, aunque no hubiéramos dinero para comprarlo. El Convertible era el sueño de muchos, cuando jóvenes, y si por algún motivo cuando adultos pudiéramos tenerlo, podría ser un tipo de status, una manera de volver al pasado. Aunque sólo las cana estén al gusto del viento.
Tener un Convertible era magia, como un tapete volador, algo distinto de todo.
Sin embargo, yo tengo un nombre particular. Un nombre que me hace recordar, yo no sé el por qué, de una magia que no existe en nuestra lengua, algo dulce, peculiar, principalmente porque está conectado a la mujer.
Es un nombre francés – Demoiselle. Eso mismo. Demoiselle, la señorita en francés. Por la fuerza del nombre, por el refinamiento de la lengua francesa, una cultura que me trae el romanticismo, el erótico, demoiselle me trae algo dulce en la boca. Alguna cosa conexionada a una golosina.
Demoiselle tiene un sentido de afecto como si una demoiselle no fuera una señorita cualquiera. Es un refinamiento hablar así de una linda chica.
– Demoiselle, demoiselle.
Me quedé sorprendido que su origen viene del griego, de Demostenes y significa la chica y en los matrimonios representa la amiga más cercana de la prometida. Algo como mariposa y nada es más mariposa que la juventud. ¿Y quién lidera el pueblo que no sea la libertad con sus senos vestidos de aire que no sea una demoiselle?
Un brasileño nombró uno de sus aparatos voladores con ese nombre, más cercano de una amante, cuando hizo el primero vuelo en París. Quizá una conexión con Francia estrechando su aparato con el país. Al final de todo, estaban solamente él y ella en el aire, volando sobre la París del siglo XX.
Me quedo aquí en la tierra, viendo a las chicas que pasan con aires de demoiselle, siempre lindas, esparciendo su juventud por las calles.
Origen de la foto: Foto de CHUTTERSNAP en Unsplash
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