Recordando novias
Su estilo siempre fue de enamorarse. Sin embargo, un estilo sencillo de caminar de la mano por las calles con sus novias. Y los recuerdos que tenía de sus enamoradas fue como sus manos se encontraban durante la caminata. Y, entretanto, no sería exactamente eso que más recordaba.
Mientras estaba en la ventana, recordaba de Mariana con sus ademanes de princesa, dejando su mano entre la suya y se dejaba conducir dulcemente. Tenía un andar elegante principalmente cuando se ponía sus faldas redondeadas y su blusa leve. Su maquillaje, sus cabellos negros, pendientes discretos y el peinado corto de sus pelos rizados. Caminaba de una manera segura apuntando con sus dedos finos alguna cosa lejana, algún lugar interesante. Seguía con ella por las calles como si condujera una princesa y se comportaba como si fuera un príncipe igual.
Julia, entretanto, fue distinta. Tenía una manera alegre en su rostro, los pantalones justos con pequeños desgarros en las rodillas. Fueron motivaciones de risos y ella se abandonaba sus manos y se abrazaba a sus codos, colocando su rostro en sus hombros y continuaba parloteando sobre cosas que había visto o sobre algún asunto gracioso. Él sonreía también y se sentía conducido por el abrazo, sonriendo solo. Y en sus recuerdos se sentía un niño nuevamente.
Juana tenía un aspecto de curiosidad y su mirada se perdía en las pancartas en las paredes o entre la gente que caminaba al lado. Hablaba muy poco y tenía atención a su alrededor, siempre acordando con él con una mirada, no con la sonrisa. Cuando caminaba a su lado él se sentía como si fuera el centro de las atenciones y se juzgaba el dueño del mundo.
Solamente las manos pueden decir todo lo que somos. En la manera de sudar, de sentir escalofríos, sentir un toque muy leve como de alguien que estamos aguardando y que anuncia su llegada antes que el rostro aparezca.
Entre los recuerdos no fueron de las manos que se acordó, sino cuando Ludmila surgía en medio de la multitud, caminando muy despacio, intentando sorprenderle en el local del encuentro. De aquella novia no fue el toque suave de sus dedos, pero su mirada brillante que iluminaba todo cuando le sorprendía antes de su travesura. Porque ella anunciaba con sus labios sonriendo cuando sus ojos encontraban el que su corazón buscaba.
Origen de la foto: Photo by Antonino Visalli on Unsplash
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