¿Por qué el discurso de odio?
Si vemos a alguien gritar bien alto sus posiciones políticas, no es decir que cree en ellas. Puedo explicarles. Es simplemente marketing. Hay público para todos los discursos. Los reporteros de los medios electrónicos o impresos buscan los informativos deseados por los demás, y pueden obtener likes. Así pueden garantizar la venta de periódicos al igual que lo hacen los Youtubers.
El público alrededor de su creador, a veces me hace recordar las palabras de Adorno y Horkheimer, en el libro La Dialéctica de la Ilustración. En el libro, ellos escribieron que “si las acusaciones y amenazas son temerosas y asombrosas, si es grande la furia, es obligatorio el escarnio”. Es decir, hay un punto en el que nuestro razonamiento nos dice que fuimos demasiado lejos.
Eso debería ser una enseñanza o iluminación a aquellos que se dicen líderes de discursos duros, que proponen soluciones fáciles, y los llevan a las fake news, una de las trampas del escarnio. Principalmente cuando depreciamos el dolor de los demás, porque tienen opiniones distintas.
Así, el discurso balanceado nos llevaría, naturalmente, a un debate educado en el que se intercambiarían soluciones para los problemas reales, que afectan a todos. Por lo tanto, proponer una solución pacífica y coherente, después de los duros debates que ocurrieron durante las elecciones.
Sin embargo, para no perder su público o mantenerlo cercano, y garantizar un market share que da empleo, fama y dinero, los Influencers no dejan que surja el buen juicio. Según Sartre, en un debate, si cuestionamos el mal utilizando el mismo mal, el mal se establece y así se mantiene el empleo de muchos.
En particular o no, existen dos lados. La cuestión es que todos se imaginan al lado de los buenos y los malos se quedan en el otro lado. Por sus opiniones distintas tenemos el mal ubicado en los discursos que se convierten en odio.
Origen de la foto: Foto de Mattia na Unsplash
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