Poema, esa quimera

        Fusiono mis brazos, abrazos hechos de acero que cortan afilados los espacios y se mezclan en el infinito. Movimientos que se conectan, corazones despertados que se deslizan perdidos en la oscuridad. Existen entre besos, rugidos, rumores apretados entre paredes, abrazos y sábanas cayéndose al piso.
        Si nuestros abrazos se entrelazan, listos para hundirse en la hoguera que se alza al cielo en tus cabellos rizados, alborotados igual que la figura de la quimera griega que se alegra, aunque sea miedo es belleza los códigos de una pasión consumida por sus dientes voraces.
        Nuestros dedos se acercan en los contactos inmediatos, enlazados por el hilo invisible del tacto, que se escalofrían en contacto con el rocío de la noche que se cae sometido a la gravedad del momento afortunado.
        Si cada una de nuestras voces se pierde en lo incomprensible crujir de promesas que no se consumarán, ellas serán rellenos que llenan los vacíos del torbellino de un encuentro en las sombras. Brazos que conocen los contornos que se desplazan en la luminosidad turbia de los ojos que se entreabren levemente y bocas que se murmuran entre miradas rápidas, intentando encontrar en los ojos del otro el momento perfecto de hacer lo que en otro momento el pensamiento no ejecutaría.
        ¿Qué nos hace compartir esa peregrinación, como el rezo continuo que no se sabe dónde empieza o termina?
        Entramos en el poema y no sabemos como abandonarlo, salir del torbellino de pensamientos que se abre para comprender lo que no debe ser comprendido. Poetizar es el tacto, es caminar por un sendero luminoso con los ojos vendados hacia la nada. En donde se puede ser lo que deseamos y decir lo que es imposible decir, aunque utilizando todas las palabras disponibles. Las que tenemos es cierto que están en el mar abierto de la página blanca, barcos perdidos navegando hacia otra oscuridad. Por eso necesitan ser más que palabras, porque son remos que baten en la incomprensión.

Origen de la foto: Foto de Clément Rémond na Unsplash

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