Piedra y ventana
Las redes sociales parecen estar aquí para siempre, y destrozan las cosas más que las construyen. Un documental sobre ellas invitó a una maestra de una universidad estadounidense a comentar sobre eso. Ella fue muy contundente al decir que debemos acabar con ellas, como la humanidad lo hizo con la esclavitud. Puede parecer un poco drástico pero estoy de acuerdo.
Es una decisión muy radical, dicen aquellos que utilizan las redes para esparcir sus prejuicios y la ausencia de humanidad. Sin embargo, aquellos que no están de acuerdo podrían decir que eliminar las redes no es lo suficiente para acabar con los discursos indeseables de nuestra sociedad. Ellos estarían escondidos como siempre estuvieron.
Entretanto, en las redes encontramos los momentos de piedra y ventana.
Ellos existen en las batallas virtuales de los cuestionamientos, escondidos entre los participantes, aunque estúpidos o no.
No existen, en la sociedad, grupos más importantes que otros. Todos tienen acceso a los espacios para charlar con cualquiera. La ironía es que esa mezcla incluye tanto a los intelectuales y científicos como a los estúpidos y bribones.
Es curioso ver a personas que no tienen la mínima idea a cerca de lo que hablan, con sus pensamientos mínimos contestando a los argumentos de personas muy bien preparadas intelectualmente.
Piedras y ventanas se confunden, donde las piedras se sienten cómodas para decir lo que desean, aunque sus argumentos sean débiles. Cuando son contestadas, utilizan palabras ofensivas e intentan exponer al ridículo a los profesionales que conocen realmente el asunto.
En esa mezcla de personas, no es fácil ser una ventana. Protegidos por el anonimato, algunos logran desestabilizar a alguien que esté preparado para discutir cualquier asunto.
Vuelvo a decir que no hay los más importantes o menos importantes en nuestra sociedad. Todos tienen su importancia y su lugar en una mesa de debate. Entretanto, solamente los razonables elaboran y cambian sus formas de pensar.
Las piedras suelen ser lanzadas al azar por aquellos que se sienten al mismo nivel que los demás. Normalmente, aquellos que lanzan piedras tienen muchos seguidores cuando los comparamos a las figuras conocidas por sus capacidades de argumentar.
Las piedras son lanzadas y las ventanas permanecen en el mismo lugar y son vulnerables.
La cuestión es que las piedras se encuentran fácilmente y están en cualquier rincón. Las ventanas son preparadas para reflejar la luz y reflexionar los pensamientos – que sea aquí un juego de palabras -.
Las piedras no son seres con pensamientos y se comparan a los cerebros de aquellos que las lanzan: son duros. Ellas son masas que se amoldan para que los debates se conviertan en maneras de no encarar nuestros problemas sociales.
Las piedras lo saben todo y lo conocen todo. Y si vuelan es porque alguien las lanzan lejos. No es fácil para un científico ver sus argumentos expuestos a las agresiones y a las durezas de las piedras. Al final de todo, no es fácil ser una ventana en este mundo.
Orígen de la foto: Foto de Matt Artz na Unsplash
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