Páginas y hojas
Hay una conocida expresión sobre nuestras vidas ser páginas blancas que las llenamos a lo largo de nuestros días. Basta con que tengamos ganas suficientes para que ellos sean coloridos y exitosos según lo que deseamos ser. Sin embargo, nadie puede garantizar ser el dueño de su proprio destino. Nuestros éxitos están conectados con los fracasos de los demás. Así como nuestros fracasos son las victorias de otros. El mundo funciona como un rompecabezas que se va ajustando y nuestras páginas, antes de ser blancas, son objetos en un libro, sujetadas a números y a una caminata hacia un final.
No, no escribimos nuestro destino, cuando, por supuesto, no somos iguales. Aunque nuestra historia pueda repetirse en las historias de los demás, nacemos distintos en la manera de pensar, a causa de las condiciones sociales y otras cosas. A veces, somos un libro listo, viviendo en una cultura cualquiera, en un mundo desconocido. Nuestros ojos se abren para conocerlo y las páginas pueden existir antes de imaginar qué podemos ser. Y cuando aceptamos la vida impuesta, seremos páginas a lo largo de la eternidad.
Creo que antes de páginas deberíamos ser hojas, igual que manejamos un libro. Las hojas, al contrario, no son pegadas, ellas se convierten en otras hojas y son metáforas. Las hojas non son fijas, ellas pueden ser muchas cosas más.
Hojas pueden ser sueltas con el viento, pueden ser independientes y deambular por el mundo. Hojas nacen siempre, se renuevan y mueren y se convierten en otras hojas. Páginas non son así porque páginas son estáticas y se mantienen en algún lugar y cuando son tomadas pueden ser llenadas por cualquiera.
Podemos ser hojas vacías y blancas cuando rompemos con nuestras historias y reelaboramos nuestros pensamientos para que se conviertan en hojas libres y sean señales de libertad.
Cuando decidimos remodelar nuestras vidas, son las hojas en blanco las que llenamos para delinear nuestras estrategias y comprendemos que ella no será una hoja cualquiera. Decidir no es fácil y tampoco lo es la vida de las hojas sueltas, perdidas, deambulando con el viento. No sabemos dónde se van a quedarse nuestras hojas y esa búsqueda, esa curiosidad que nos transforma en hojas pesadas con nuestras peticiones o leves con nuestros desprendimientos de prejuicios y recelos.
La diferencia entre la página y la hoja es que la página siempre estará pegada a un libro y su destino es estar en una estantería. La página cuando es arrancada del libro es, finalmente, la hoja que será colmada y volará con el viento.
Orígen de la foto: Foto de Petra Reid na Unsplash
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