No, la palabra mágica
La primera palabra mágica que aprendí en la vida fue el No. Ella siempre fue la respuesta para todos mis dilemas: no quiero, no voy y no mi gusta. Todas ellas suelen venir de alguien testarudo, cascarrabias y aburrido. Entretanto, cuando la usamos, podemos imaginar de cuántas circunstancias malas nos apartamos.
Esa palabra mágica puede rechazar los peligros, las tentaciones, de algo malo en nuestra personalidad y la venta de nuestras almas y corazones. Ella encaja en cualquier lugar, en cualquier ocurrencia y no necesita ser dicha en alto y buen sonido. Ella puede ser dicha en el silencio de nuestros adentros, como si fuera un ser que nos aleja de las cosas imperfectas y nos deja en la senda de la seguridad. Ella es como una señal para no proseguir por una calle oscura y desconocida. Ella tiene la capacidad de clarear las dudas, ella funciona como un juicio donde la duda es la acusada.
Podemos decir que el Sí es más aventurero. Sin embargo, el No también es, cuando nos colocamos en una aventura en donde tenemos que decidir. Y cuando elegimos algún camino, el No nos ayuda en las elecciones de las encrucijadas, porque nos hace pensar en los pros y los contras, y no, simplemente seguir el Sí, envuelto por la ingenuidad y la inexperiencia.
El No, al contrario del Sí, tiene un poder de cuestionar, de revolucionar, de cambio y negación contra el impío, contra el detractor, contra el opresor y contra a los que nos quieren engañar. El No es más fuerte, él funciona como si fuera el que grita en nuestros adentros y, a la vez, algún secreto mantenido a lo largo del tiempo, que cuando explota es más fuerte que un cañonazo.
El No es el grito de un pecho abierto, mientras el Sí tiene un sentido de supervivencia, de una gratitud falsa y de una ironía. El Sí parece más cínico, como quien está de acuerdo con todo. Entretanto, deja un No a lo largo del camino, como una cáscara de banana perdida.
O cuando decimos, con certeza: No es No.
Es difícil elegir el No cuando la gran mayoría elige el Sí. Sin embargo, si existe el desconocido, el No surge como la respuesta más perfecta. El No nos ayuda a seguir nuestros pasos y él es el lugar donde aguardamos al Sí, que se queda allí, en silencio, hasta que nuestros Nosss se asienten, señalándonos que podemos seguir adelante. Y él, el No, nos diga en dónde están los límites de la aventura y de la irresponsabilidad.
El No contiene algo maligno, con el N apuntando sus dos puntos, aunque esté de punta cabeza. A la vez, el N parece desear ser dos manos listas para acercarse como si fuera un rezo, un pedido, y también como si fueran las manos listas para luchar, para impedir que algo o alguien pase o nos amenace: ¡No pasarán!
Origen de la foto: Foto de Dim Hou na Unsplash
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