No comprender para sobrevivir
Existen cosas que son incomprensibles. Si oímos a alguien hablar sobre algo y dice cosas sin sentido, nos quedamos perdidos en el tiempo y espacio y, a menudo, intentamos encontrar algún sentido en sus palabras. Es increíble que algunas personas, corporaciones o sociedades se conectan a las palabras de alguien, sean escritores, políticos o cualquiera solo por haber contactos comunes a sus pensamientos, aunque sean incomprensibles para los demás.
Para algunos, ante todo, lo más importante es creer en la persona que habla, como si ella fuera un símbolo de alguna idea, un comportamiento y poco se les dan si aquel discurso sea en serio o no. Si el discurso cambia, y él representa un pensamiento común a todos, él se convierte en el símbolo del momento. Que sea una teoría cualquiera, y las cosas sean incomprensibles aunque utilizando un lenguaje totalmente raro, sin contexto y sentido de vida en comunidad. La representación es que las cosas malas, dichas y esparcidas por la gente mala son suficientes para sostener una perspectiva de vida o un nuevo comportamiento. ¿Las palabras? Bueno, las palabras son solo escondites para ideas y opiniones atroces.
Buenos motivos, desde que un buen motivo abarque el bien común, y no los desros horribles y personales de grupos o personas, necesitan de discursos y palabras comprensibles. Y que alcancen buenos aires y se esparcen entre la gente. Esa es la diferencia entre el discurso incomprensible elaborado de una manera mala y el discurso elaborado para esparcir ideas comunes: haber buenos motivos.
Si algunos ven como un buen motivo el racismo, por ejemplo, un discurso lleno de ideas e informaciones falsas, aunque sean incomprensibles, suenan buenas a los que defienden ideas atroces. Lo más importante es atraer a la gente que les gusta esa idea y poco se les da los argumentos, defensas o tesis contrarios, aunque rellenadas de cosas locas. Las ideas tienen un destino, que es alcanzar un tipo de gente, el resto es solo palabras.
Cuando hablamos de Dios, lo utilizamos para alcanzar el fin deseado. Es claro que, a veces, el nombre de Dios es dicho hacia el vacuo, sin embargo la intención es dar credibilidad a las cosas incomprensibles.
Es importante decir que un discurso incomprensible necesita ser comprendido para convertirse en credibilidad. Para los que que defienden ideas distintas es importante concretar un discurso que apoye la idea principal.
Esparcir ideas atroces no requiere esfuerzo alguno para convencer a alguien sino que un discurso como ello tiene un publico particular, que necesita solo de un incentivo para diseminarlo. Intentar argumentar en contra ello es una batalla perdida. A nadie que le gustan ideas inhumanas se propone a colocarlas bajo contradicciones, porque utilizan ideas locas y sin sentido para defenderlas. La mejor estrategia es golpear, ofender y rechazar los argumentos para que el oponente intente comprenderlos como lo hacen las personas comprensibles.
Origen de la foto: Foto de Kyle Glenn na Unsplash
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