Lo viejo y lo nuevo

13/05/2024 Nilson Lattari

Sentimos ganas por lo nuevo, por aquello que es distinto y siempre deseado. ¿Quién no se encanta con lo nuevo? El coche, la casa, la decoración o la ropa, sin embargo todo aquello que tiene un olor especial y que nos cautiva. Y ser aquello que lo disfruta por primera vez. Lo nuevo es lo mejor del consumismo, el que codicia siempre la novedad, aquello que viene de los buenos vientos.
Al contrario del antiguo, lo viejo, que tiene algo que es del otro tiempo nos trae la idea de alguien desconectado de la realidad, del nuevo. ¿Quién codicia el olor de moho de las cosas antiguas? Algo que ha perdido la fragancia y que no tiene más encanto y, por supuesto, no es posible coger más de él. Lo viejo es pasado es algo que no se desea más. Es recuerdo para ser olvidado, mientras lo nuevo es el futuro.
No es difícil eligir lo nuevo porque al final de todo él proviene del futuro y es la incógnita, es la imaginación que se convertirá en realidad. Es un deseo que se toma en el presente como si ya fuera realidad. Lo nuevo resulta de la inventiva humana, y sobretodo lo nuevo es encantador.
Lo nuevo es nuevo porque olvidamos que se apoyó en lo antiguo. Nada que es nuevo nació por si mismo. Lo nuevo nace de la experiencia que lo viejo osó hacerlo. Lo viejo es el aprendizaje y son los errores experimentados a lo largo de su existencia. Por lo tanto, lo viejo es la suma de esos errores, y lo nuevo es la consecuencia de esos errores. Por eso, lo nuevo nace de los experimentos que lo viejo vivió, y lo nuevo no hubiera nacido si lo viejo no construyera el camino hacia él.
No existiría el romanticismo si no hubiera lo viejo y los recuerdos que se perdieron a lo largo del tiempo. Cuando las revoluciones ocurren, es lo viejo que finalmente rompe las puertas hacia el futuro. Son las viejas luchas cuando rechazamos la idiotez que ofrecemos al nuevo la posibilidad de manifestarse.
Lo nuevo es el parto de las antiguas demandas que la humanidad anhela. Ser viejo es vivir las situaciones nuevas. En realidad, lo nuevo es el empeño de cambiar la vieja realidad. Si intentamos algo nuevo todos los días, es la experiencia de la lucha, la vieja lucha contra las tonterías que nos dan las bienvenidas a las cosas nuevas.
Lo nuevo es lo más viejo que tenemos, porque siempre intentamos salidas para nuestras vidas y para la vida de los demás. Ser lo nuevo es intentar que las cosas viejas, principalmente, las buenas ideas viejas se mantengan.
Cuando lo nuevo destroza a lo viejo, ataca aquello que va a generarlo. Lo viejo es el cansancio contra las tonterías, y es la acción de convivir con ellas. Nada es más nuevo que la vieja lucha por un mundo mejor.
Al final, no existe lo viejo y lo nuevo. Existen las luchas que se rejuvenecen e intentan cambiar el mundo donde vivimos. Siempre lucharemos por una vida y un mundo mejor. Las luchas serán las mismas, viejas como el tiempo. Y lo nuevo es la esperanza que lo viejo cultiva para alcanzar un futuro mejor.