Lluvias de verano
Claro que en Brasil las estaciones del año no son muy delimitadas, salvo el invierno lluvioso y el verano muy caliente. La anormalidad está en las otras estaciones que nos parece existir todo el tiempo.
El invierno en Rio de Janeiro, por ejemplo, por la ausencia de las lluvias y días llenos del sol, le llamamos “veranito” de Julio. Es cierto que empezando el mes de Agosto, el invierno sigue con un viento que molesta a todos, que es normal, pero cuando llega trae siempre algo imprevisible.
El verano, principalmente, las lluvias me traen nostalgia. Es cuando los días calientes sorprenden a todos con lluvias rápidas con sus gotas gruesas y frías que atenazan la gente en las calles. Y luego el sol aparece y llena de claridad el mundo, iluminando los daños en las calles. En Enero, las lluvias traen las sorpresas de las inundaciones y las caídas de tierra de las sierras alrededor de la ciudad, y en Marzo ellas cierran el verano.
Entretanto, me gustaría hablar sobre la nostalgia que llega con el verano. Él empieza no a causa de una fecha, pero a mediados de Noviembre, y trae los recuerdos de Navidad, el final del año, regalos, saludos entre la gente, todos saliendo de las tiendas con paquetes llenos de presentes; existe un aire diferente en la atmósfera. Mi recuerdo es de un clima de tiempos antiguos, momento de programar nuevos planes para el año que pronto empieza.
Como las lluvias de verano son fugaces, principalmente los deseos de Feliz Navidad, prosperidad, citaciones comunes entre la gente, ellos también son fugaces.
Pero, existen otras lluvias de verano. Son los amores fugaces, los amores de fiesta, el primer día de trabajo en el empleo nuevo que, tiempo pasado, nos llena de una vida tediosa o el amor que se deshaz con el tiempo. Lluvias de verano son gotas que nos sorprenden, no son tormentas, son lágrimas de casi alegría que caen del cielo asombrándonos. Tormentas son noticias ácidas, repentinas e inesperadas.
Las lluvias tienen el sonido ritmado en los tejados, algunos relámpagos alborotadores como un tren que pasa sin parar en la estación. Un payaso sonriente en el alto del vagón anunciando el circo en la ciudad. Una nube blanca toma los barrios y los coches prenden sus luces. La vida es un poco así. Ella es hecha de bullicios e inquietudes.
Para hablar de inquietud, hablemos de la nostalgia que llega dulce y romántica y nos hace pensar en los momentos y circunstancias llenos de pasión. De los sobresaltos, somos inviernos, otoños, primaveras y veranos, angustiados y nerviosos. Somos nubes fugaces, llenas de lluvias de verano.
Origen de la foto: Foto de Filip Zrnzević en Unsplash
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