La medida de todas las cosas
¿Estamos satisfechos con poco o deseamos mucho?
En el mundo hay quienes son muy ricos y quienes son muy pobres. Sin embargo, tenemos entre ellos una mitad del camino, que no es muy precisa, un tipo de péndulo que fluctúa desde un lado a otro.
Podemos imaginar que el ser humano desea realizarse como un ser humano y cumplir su función en el mundo. O, en la búsqueda de una expresión mejor, buscar el sentido de la vida. Unos piensan que encontrar su amor, vivir una pasión sería el objetivo del ser humano. Encontrar su pareja perfecta o su alma gemela. Otros imaginan lograr un trabajo en donde se pueda emplear todo su talento y mostrar su potencial. No necesariamente sería una profesión, pero que se pueda mostrar un espíritu aventurero y volar muy alto. O para quienes decidan quedarse en su lugar y ver la vida pasar lentamente. Simplemente vivir en sus adentros y perderse en sus pensamientos.
En medio del camino de esos deseos encontramos la búsqueda de maneras de sobrevivir en un mundo en donde todo es ganar dinero y, para algunos, el poder sobre otros. Tener patrimonios, acumular riquezas aunque con la conciencia de que no podremos disfrutarlas por la eternidad. Existe un momento en donde todo se deshace y nada vale la pena de poseer muchas cosas.
¿Cómo encontrar la manera perfecta de vivir en medio de tantas tentaciones que sentimos de muchas maneras? No es posible vivir aislado y alrededor de nosotros las cosas se suceden y estamos rodeados por seducciones en medio de la gente. Y, de repente, estamos copiando todo y a todos, buscando modelos en las miradas ajenas y en los espejos de nuestro narcisismo.
¿Existe una formula para solucionar eso? Sí. La cuestión es si la deseamos, profundamente. Conocemos el camino de las piedras e insistimos por nadar en aguas sucias, arriesgándonos. Felices son quienes se alejan de todo y ven el mundo desde un rincón distante, aunque solo sea en su imaginación.
En tiempos de pandemia, muchos comenzaron a comprender la vida distante de la vida cotidiana a la que estaban acostumbrados. Algunos aprendieron con la experiencia y cambiaron su manera de vivir, y otros no rechazaron el mundo y volvieron a sus supuestas normalidades.
¿Es cierto que aprendemos algo? ¿Es posible que aprendemos a buscar la medida de todas las cosas? ¿A buscar el equilibrio de todas las cosas, el equilibrio que bailaba en nuestra imaginación y que hoy tenemos la oportunidad de alcanzar?
Mientras vivimos aislados, el espejo de Narciso no surgía para reflejar nuestros egos. La necesidad del espejo nos lanzó a las calles, aunque los peligros existan. Aun así, con cautela, aún no logramos aprender la medida de todas las cosas.
Como inexpertos, no sabemos medir lo poco como mucho y, como derrochadores no sabemos medir lo mucho como poco.
Conocer la medida de todas las cosas es una fantasía, un momento de alumbramiento en el que comprendemos todo o un poco de todo. Nadie va a lograr la medida de todas las cosas, pero puede lograr cosas mientras las conocen.
Origen de la foto: Foto de NEOM na Unsplash
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