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Fe y perseverancia

        Tenemos fe, ante todo, porque la fe es capaz de llevarnos más allá. La fe es creer que todo va a estar bien, aunque las cosas no caminen rumbo a lo que imaginamos. No sé por qué tenemos fe, esa creencia de que todo estará bien. No es distinto de la creencia que los hinchas tienen en su equipo, por ejemplo, creyendo en la victoria hasta el último minuto de la pelea.
       Lo imposible no es parte de la vida de aquellos que creen en un destino más grande y maravilloso. El universo puede combatirlos, intentar interrumpir sus sueños, pero la fe de este grupo es demasiado grande, y creen que todo va a estar bien hasta el último minuto.
      Hay cosas en la vida que caminan hacia el desastre, un acontecimiento que no es posible interrumpir. Solamente la fe, la última esperanza de una salida salvadora existe en las manos o al alcance del creyente.
       No hay nada errado en tener fe. Este sentimiento que llevamos en nuestros adentros que podrá cambiar el curso de la historia o de nuestra propia historia. Las actitudes son importantes y los proyectos deben estar bien puestos. El gato se organiza durante algunos minutos para saltar y no está seguro si tendrá éxito. La estrategia está lista y el éxito será en lo imposible.
      La perseverancia, sin embargo, no está conectada con la fe, aunque ella tiene una parte en la creencia. Insistir, a veces, en el error siempre puede ir mal. Entretanto, los creyentes siempre intentan, de una manera u otra.
        El perseverante también lucha hasta los minutos finales de un partido, y a él poco se le da la opinión del universo sobre sus sueños. El destino no es algo congelado e inmutable. El destino no es importante para él y va a insistir para cambiar el curso de la historia.
        El gato organizará su cuerpo muchas veces porque imagina que cada salto es un salto distinto del anterior. Por lo tanto, no es tener fe, es un hábito que proviene de su naturaleza.
       La naturaleza de los hombres es conectar la fe con la perseverancia. Es un procedimiento natural intentar siempre, abandonar el lugar común para alcanzar lo imposible. Lo que se imagina está allá, en algún lugar. Y si alguien lo hizo, es solamente tener fe e insistir. Incluso, la imaginación de los hombres que creen en un poder sobre él, incomprensible hace que la fe sea una construcción de los hombres para transponer los obstáculos en la vida. Y la perseverancia es su herramienta para eso. La perseverancia es la realidad, es el conocimiento de los fracasos que, por eso, convierte la perseverancia en la compañera perfecta del aventurero.
       Podríamos decir que la fe pertenece a los débiles que entregan al divino las responsabilidades y las angustias de la vida. El perseverante lucha y su creencia en la victoria está en sus deseos. Por lo tanto, la fe y las ganas son similares y la perseverancia es el deseo de continuar siempre, es querer mucho.

Origen de la foto: Foto de Ben White na Unsplash

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Nilson Lattari

Nilson Lattari é carioca, escritor, graduado em Literatura pela Universidade do Estado do Rio de Janeiro, e com especialização em Estudos Literários pela Universidade Federal de Juiz de Fora. Gosta de escrever, principalmente, crônicas e artigos sobre comportamentos humanos, políticos ou sociais. É detentor de vários prêmios em Literatura

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