Escribiendo una carta al pasado
La gente imagina, al menos una vez, volver al pasado. Me lo imagino haciendo lo mismo. ¿Cuántos de nosotros no deseamos viajar en el tiempo y volver al lugar en dónde juzgamos haber sido el punto exacto cuándo elegimos algo que cambió nuestras vidas? Yo, también, no rechazo esos viajes en el tiempo, imaginando cuál fue el momento, o los momentos, que mi vida rumbó hacia lo indeseable o lo deseable.
Si pudiéramos enviar alguna carta a nosotros mismos treinta, veinte o diez años atrás, yo la enviaría más allá, porque pasé de los sesenta. La enviaría cuarenta años atrás, para empezar la vida nuevamente.
La primera recomendación sería abandonar las luchas marciales porque en el futuro sentiría problemas en las espaldas. Elegiría otras maneras de ejercitarme y aprovecharía todo el tiempo para hacerlas. Pasaría algunos avisos sobre la comida, rutinas mejores del cotidiano.
Sería un lector mejor, leyendo más libros y estudiando todo que pudiera. Y, también, me apasionaría más, aunque las rupturas amorosas sean dolorosas. Sería menos orgulloso y diría más veces “te amo”, aunque sean demasiados y desperdiciados, porque amar es bueno y vivir el amor es poseer historias para recordar. Aprender sin perder el respeto por si mismo. ¿Sería posible? Pienso que valdría la pena intentarlo.
La vida profesional sería la misma, sólo siendo más codicioso. Sería una oportunidad de murmurar en mis oídos distantes: ¡Crea, crea!
Diría al pasado que la timidez es el sentimiento de los débiles, la osadía pertenece a los fuertes, sin duda. Viajaría más, conocería más personas, viviría más historias para recordar en el futuro, porque una vida llena de experimentos es una vida de brillo, más rica, más “pesada” de recuerdos como si el tiempo se quedara más lento.
No se si revelara a mi mismo que no creyese más en las utopías. Dejaría ese sueño como un regalo al pasado. Fueron las teorías que nos transformaron y con ellas buscamos el sueño de un mundo justo y que la libertad, al final de todo, no existe. La libertad es una búsqueda y buscarla, imaginarla es lo que nos da el sentido de la vida. No sacaría de mi mismo este sentido.
Al final, abrazaría más a mi papá y a mi mamá. Los seres que, en realidad, me hicieron como soy. A pesar de no pensar como ellos, fueron esos que me convirtieron en lo que soy. Y a mi me gusta ser así.
Una magia poder conversar con nuestro pasado como un padre que conduce a su hijo y, a la vez, no le revelara todo para que tenga las experiencias más ricas.
Poder comunicarse con el pasado, dejando al futuro algunas sorpresas, con desaciertos o no. Vivir es abrir una puerta y sorprenderse. Enviar una carta no sería abrir puertas, pero dejar algunas cerradas. Es lo que yo haría.
Origen de la foto: Foto de Álvaro Serrano en Unsplash
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