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El lugar más seguro

        Nunca nos sentimos protegidos en ningún lugar. Podemos estar aislados en un rincón desconocido, lejos de todos y aún así no nos sentimos resguardados. Podemos estar en una casa vigilada y, aún así, la seguridad no es total. O, simplemente, nos encerramos en un cuarto y se nos parece un sentimiento de seguridad débil y vulnerable. Aunque esos lugares se nos parezcan seguros, la seguridad no es total. ¿Por qué nos sentimos débiles y frágiles, mientras el mundo continúa su caminata?
        No caminamos en las calles sin mirar a los lados a menudo – la duda se nos mata. Y vivir sin seguridad nos convierte en seres miedosos y nuestra seguridad se desintegra un poco más.
      ¿Nuestro cotidiano es responsable por esta sensación de inseguridad? ¿Ella se ajusta a nuestra imaginación? ¿Podemos decir que deseamos solo vivir la vida y disfrutarla debido a nuestras conquistas? Sin embargo, cuando nos exhibimos en las redes, atraemos todo lo que es deseable o no.
        ¿Entonces, cuál sería el lugar más protegido para vivir?
        Como dice el dicho: la puerta más cerrada es aquella más abierta y el mejor lugar para esconderse es exponerse a las miradas de los demás.
       Ni la vida es más segura con la puerta abierta de las redes sociales, ni cuando esa puerta se cierra estamos protegidos, si continuamos conectados a ellas. Cuando exhibimos nuestras vidas a todos, no solamente a los amigos y conocidos, y, por supuesto, estamos visibles y aún no estamos protegidos. La vida virtual, al contrario de la vida real, transforma los dichos en otra perspectiva.  ¿Cómo mantener la puerta de la Internet abierta y convertila en una puerta cerrada? No es posible.
       Por lo tanto, en realidad, la visibilidad que, supuestamente, nos oculta no es la ostentación, sino vivir para nosotros mismos y para lo que nos hace sentirse bien. La pregunta sería: ¿Qué me hace sentir bien y qué me hace sentir bien bajo la aceptación de los demás?
      Este es el gran debate de la humanidad, o una parte de ella. Existen aquellos que desean mostrar sus conquistas profesionales o amorosas e intentar ponerse en un nivel superior a los que tienen menos. Y existen aquellos que conquistan bienes y otras cosas, pero los mantienen lejos de las miradas de los demás.
      Deseamos vivir con un sentimiento de seguridad, pero nos transformamos en personajes inseguros. Pedimos más vigilancia y perdemos, a la vez, nuestra libertad. Libres, todos podríamos estar visibles y protegidos porque solamente los envidiosos serían los enemigos de nuestra libertad. Y las armas de los envidiosos son previsibles y pueden ser rechazadas.
Si evolucionamos en la sociedad, nos cerramos cada vez más en locales privados, en coches protegidos y rechazamos caminar en las calles sin preocupaciones.
      Es una paradoja.
      No hay sentido buscar la seguridad cuando convertimos la vida de los demás inseguras. Ellos pueden sentirse seguros porque no tienen perspectiva de futuro. Y cuando cerramos la puerta de las oportunidades para impedir que otros puedan evolucionar y medirse con nosotros, en realidad nos encerramos en cuartos oscuros y nuestra vida se convierte en una vida sin sentido.
    Abrir esta puerta de oportunidades a todos e igualar todo para que todos alcancen una vida total es la puerta más segura que tenemos para protegernos. Seremos todos visibles y … más protegidos.

Origen de la foto: Foto de Hutomo Abrianto na Unsplash

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Nilson Lattari

Nilson Lattari é carioca, escritor, graduado em Literatura pela Universidade do Estado do Rio de Janeiro, e com especialização em Estudos Literários pela Universidade Federal de Juiz de Fora. Gosta de escrever, principalmente, crônicas e artigos sobre comportamentos humanos, políticos ou sociais. É detentor de vários prêmios em Literatura

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