El genio y el loco
En la frontera de la insanidad está la genialidad.
Ser genio es avenirse adelante de su tiempo al punto que el idioma no tienen palabras que puedan definir lo que él siente. El genio se toma de las palabras que no existen, que están más allá de las que existen. Él lleva su significado más allá de su propio signo. O sea, tenemos palabras que representan un objeto en particular o una ocurrencia cualquiera. La palabra tiene su propio significado, que está en el diccionario, pero ella pude significar más allá del que ella es, cuando es dicha por un genio.
El genio no ve el mundo, él ve un mundo posible, en dónde lo que existe en la realidad no es, y se convierte en crítico que desorganiza nuestras estructuras confortables. Un genio inquieta a todos porque él cuestiona la visión del mundo, que es hecha por el lenguaje y por la palabra. Nosotros nos acostumbramos a la vida como si fuéramos la mera continuación de una existencia, el genio no. Él no acepta la vida como es porque mira mucho más allá. Esa manera de ver las cosas es cuestionar el significado confortable de las palabras y, para él, la palabra y el lenguaje no es sólo adueñar letras que se harán construcciones. Existe en ellas, desde sus creaciones, distintas maneras para decir cosas distintas.
Por eso el genio pregunta. Y pregunta a las palabras qué ellas hacen allí. El genio nos molesta por ese motivo. Sin conocer, nosotros ofendemos nuestra inteligencia cuando repetimos discursos antiguos. Entretanto, los tiempos cambian y los genios, al contrario de nosotros, cambian con él. Y es increíble que parezca que el genio es más conectado con esos cambios que de la gente común; y es insano vivir así. En medio de personas que repiten las cosas que sus padres hablan y reproducen sus discursos a sus hijos. La insanidad entonces es caracterizada por el lado del muro en donde se vive.
El genio es un inconformado. Él molesta y se molesta en su manera de vivir. Él vive en contra del mundo y hace lo que nadie hace o no imagina el que hacer. El genio nos encanta así como el loco que salen a las calles diciendo cosas sin sentido.
Otras veces, el genio es silencioso. Y es cuando él se convierte en un peligro. Nadie comprende su existencia y él va tomando los frutos y aprendiendo con la ignorancia ajena. El verdadero genio no lucha en contra una multitud rabiosa porque él le causa rabia cuando la ignora. El ignorante necesita de audiencia para existir y se revuelta cuando reconoce a alguien, en medio de la multitud, que le ignora.
La insanidad es la única defensa del genio.
Él es como el loco que se queda en un rincón. Y en ese rincón, él molesta solo por existir. Es porque el ignorante, conociendo la genialidad, se queda inconformado por no tenerla a su lado.
Aunque esté en la frontera de la insanidad, él es la única manera de mostrar el discurso del ignorante, que conoce a si mismo, sus límites y no los acepta. Tiene que conformarse en ser así. Lleno de ignorancia e insanidad. Sin embargo, comprendiendo ese sentido de insanidad, ella no es la misma para el genio y para el ignorante, tampoco.
Origen de la foto:Foto de Collab Media na Unsplash
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