El amor sana
La gente dijo que el amor sana. La enfermedad que él sana, sin embargo, es creada por él. Por eso, es posible, él también sea la causa de la enfermedad, y la ausencia de este amor es encontrar un nuevo amor. Entonces, el amor tiene la capacidad para traer la maldad y para traer la bondad, en el mismo envoltorio.
En realidad, si colocáramos el amor ante todas las malas cosas que ocurren en la vida, ellas no sobrevivirían, porque vivir muchas situaciones tristes, con la ausencia de este sentimiento, es traer malas cosas a nosotros. Amar al prójimo es la forma de esparcir esa medicina a la humanidad.
Necesitamos de este amor como un vicio, como la droga buena y saludable, algunas veces tóxica, pero que todos le buscan, intentando tomarla.
¡Ah! ¡Esa herida que no sana, la medicina amarga que tomamos y no vemos, un dolor físico que no sentimos, que hiere, y no hallamos su origen, dónde está, cómo aparece y se asienta, “es un fuego que arde”! Pero, lo que sentimos es el ardor, el calor, como el viento que reconocemos cuando balancea las hojas de los árboles.
Contra él no hay vacuna, no hay prevención. Puede estar en el aire, envolviendo a todos y al mismo tiempo alguien pensando que es el único, sólo el único que puede reconocerlo. Es la enfermedad que puede ocurrir a dos personas o a una solamente; sin embargo, puede esparcirse y envolver a tres, terminar trágicamente, y puede envolver a un grupo y transformarse en revolución.
El amor algunas veces sana, algunas veces mata, cuando él es sofocante, o cuando él sofoca a alguien hasta el límite de la resistencia por no desear más formar parte de la enfermedad. Algunos dicen que a quien se ama no se mata, y si alguien mata por amor es porque la enfermedad se asienta, y conseguir otro amor es la cura.
El amor es la enfermedad, la contaminación bienvenida. Envuelve dos seres, que se asientan en una cuarentena, lejos de los ojos de otros, y llegan al límite diciendo que son enfermos por amor, sedientos por una pasión inexplicable. Es la bacteria, el virus que se asienta y nadie quiere conocer la cura. Hasta que uno entienda no le gusta estar más enfermo, porque la enfermedad mayor, los celos, aparece y transforma aquel lugar de deseos en un lugar de lágrimas.
Bienvenido sea el amor para sanar a los hombres y a las mujeres, de una enfermedad mayor que es la soledad. El amor sana cuando perdona, cuando abraza y protege.
Cuantas veces nos apasionamos durante la vida y perdonamos, y el amor va a salir lentamente, como por un encantamiento, como la flor que termina su tiempo de vida y se transforma en semilla, pequeña, olvidada, aguardando por nueva lluvia, por nueva mirada brillante para hechizarnos y volvemos para tratar la cura de un amor perdido con un nuevo amor lleno de esperanza.
Fuente de la foto: morguefile.com
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