Crónica de locura

04/10/2020 Nilson Lattari

¿Al final, qué locura es esa que hay en las mentes, motivadas por los cambios? ¿Cómo es ser loco en un mundo cada vez más distante del humanismo, el que debería guiar nuestras acciones?
¿Qué cree un loco cuando dice tonterías como desear la igualdad y pelear por ella; menor egoísmo; menor ambición en la búsqueda de nuevas formas de vivir, y no sólo acumular bienes? Como si fuéramos a vivir eternamente y nuestros destinos resultaran en alquilar espacios interminables para amontonarlos,
Mientras un loco sonríe solo, de sí mismo, de sus devaneos, otros locos, que luchan por un nuevo mundo, son las víctimas de las sonrisas de quienes pasan y los oyen gritando en las plazas, enrostrando pancartas y carteles, por (cambios en la suciedad) mudanzas en la vida. Son locos pidiendo el final de la locura.
Locos son los que buscan una vida sencilla, que buscan modelos más naturales de vivir, consumir bienes hasta límites, estableciéndose una nueva forma de comprender la felicidad, aunque sea una casa, un dormitorio, una mente desplazada, y la gente los ven como locos, los diferentes.
La diferencia está en la locura de los visionarios, y no en la que hay en nuestros interiores, en nuestros pensamientos ¿Qué mundo loco, Dios mío?
Al final del siglo XIX se estableció que locos serían los que no se subordinaban a las normativo sociales ¿Y cuántas cosas fueron hechas en contra de los locos por sólo gustarles mostrar en el presente los cambios posibles en el futuro? ¿Cuántas veces las ideas locas por un mundo más justo fueron exterminadas en las hogueras, escondidas en los libros que se quedaron en bibliotecas y lugares sucios, encubiertos por una supuesta ola de normalidad?
Mientras tanto, los locos desean algún otro mundo posible, libres de las amarras e ideas establecidas, listas para adoctrinar a los que están naciendo, mantenidas por quienes obedecen al sistema, (conducen) manejan sus normalidades y falsas apariencias.
¿Cómo no establecer un lado físico, real y otro, completamente distinto, en nuestro interior? Todos tienen miedo a los locos y sus locuras. ¿Quién sabe, los miedosos ni siquiera tienen idea de a dónde sus normalidades los llevarán? Pero, los locos tienen miedo o dolor. Aunque sientan dolor, siguen adelante, rumbo al futuro.
Cada loco con su manera, cada loco con su sueño.
¿Cómo es la sensación de los normales al mirar la parte superior de los muros y reírse de las tonterías de otros? Es posible que se rían otros o se rían de sí mismos por no tener coraje, no arriesgarse a la locura de algún futuro posible. ¿Serán las sonrisas de los nerviosos e indecisos?
Locos son los revolucionarios, aunque vean sus ideas agonizar en el copioso río de la sumisión y aún así continuar su lucha, y la gente los estiman como locos, pero a ellos les da igual, poco importándoles. O son los héroes del futuro, los que propusieron en el pasado una nueva forma de vivir, no tan nueva, porque aunque gustemos o no, ella está en nuestro interior, comprimida entre la locura de un mundo en el cual fuimos hechos para vivir, a cambio de vivirse en una zona de comodidad, y la verdadera libertad.
¿Cuántos locos verdaderos salieron a las calles para defender héroes hechos al empezar la lucha? ¿Cuántos se convirtieron en locos por defender a otros de la locura del egoísmo? ¿Cuántos fueron marcados como locos por causa de la defensa de alguna causa distinta?
Si nos quedamos locos de amor, hacemos cosas más allá de nosotros; saltamos muros; convenciones; prejuicios, sólo por las ganas de vivir nuestra pasión. Los locos son así, pero sólo los amantes y los revolucionarios son amados, cuando vencedores. Amar es una forma de locura. ¿Si todos somos capaces de amar, por qué no podemos cometer otras locuras?
Mbuki-mvuki es una expresión del Bantu (África), intraducible, ganas de quitarnos las ropas mientras bailamos. Piensa en la palabra, en su forma e imagínate. Aventurate en las palabras y en las ideas locas que el mundo de los locos te traigan. Tenga su momento de locura.