¡Cómo éramos felices antes de conocernos!
De repente, esa frase me vino a la miente cuando pensaba cosas sobre lo que ocurre en el mundo, leyendo las noticias sobre la guerra en Ucrania, y viendo a los reporteros en la TV. Y me quedé sorprendido con algunos de ellos, europeos y americanos aburridos porque la contienda ocurría en Europa. Al final, algunos, perplejos, describían lo que ocurría en el mundo civilizado, y que Europa no sería un lugar cualquier y no podría tenerlo allí. Y lo comparaban con el mismo de Irak, Afganistán (cerca de allí, incluso) y las contiendas en África.
Hubo un tiempo que imaginábamos a los otros pueblos como los excéntricos, los distintos, múltiples culturas y los imaginábamos viviendo sus vidas desde la perspectiva de nuestras pocas informaciones sobre los juegos de poder involucrados, sus creencias y otras cosas. Nosotros podíamos viajar por el mundo y conocer a otros pueblos, siendo que las diferencias existían desde nuestra manera de verlos, incluso los prejuicios que hemos acumulado durante años de informaciones venidas de otros.
El mundo estaba dividido entre los buenos y los malos, los extraños y los normales, dependiendo de la perspectiva en donde se estaba ubicado. Este mundo pertenecía a los lideres de un mundo olvidado, que se peleaban entre ellos. Y en el exterior, la población de otros lugares, a sabiendas, los ignoraban. La ignorancia nos hacía felices. Para los brasileños, por ejemplo, tenidos como un pueblo que recibe muy bien a los extranjeros con los brazos abiertos, un pueblo afectuoso, amigo y otras cosas así. Y creíamos en eso.
Los tiempos cambiaran y no para nosotros. Sólo ahora somos lo que siempre habíamos sido, aquí como en otro lugar del mundo. Algunos se rebelan, luchan, pierden o vencen, porque luchar contra el más fuerte, y que tienen cómplices entre los codiciosos, es luchar una lucha perdida. Viendo a los reporteros hablaren sobre el mundo, es más fácil pensar que todo es mentira, y tendremos una gran posibilidad de tener razón.
Hoy en día nos conocemos, porque los perfiles expuestos en la Internet nos muestran, a todo momento, lo que somos. Tenemos los conservadores que no son conservadores, y no hacen la mínima idea de lo que sea eso. Tenemos los progresistas que se van al exterior para huir de persecuciones en sus países, y al final de todo se van a las vacaciones o no. Las informaciones son falsas, los discursos son falsos y nos preguntamos ¿en dónde está la verdad?
La felicidad que teníamos en el pasado era sobre un futuro lleno de esperanzas, en donde las cosas serían resueltas y, sólo, pasábamos por algún tiempo de turbulencias hasta que las cosas se ajustarían.
Éramos felices con esa espera y ahora nos conocemos en realidad.
¿Es posible ser feliz conociendo la verdad? ¿Si conocemos la verdad y nos quedarnos infelices por qué el sueño acaba?
Nosotros y el mundo vivimos un matrimonio aburrido, en donde no hay coraje para deshacerlo. Como una pareja que comparte cosas, sueña y se encuentra en el futuro, sabiendo que es, completamente, incompatible. Y los dos deben vivir así hasta que la muerte los separe, los lleve juntos o vivan traicionándose y viviendo tragedias.
A muchos les extraña el pasado, como yo mismo me siento. Sin embargo, la pregunta siempre es: ¿lo haríamos distinto o lo intentaríamos ser los mismos, con una nueva estrategia para imponer a la vida nuestras voluntades?
En realidad, no es posible ser feliz cuando la pareja se conoce.
Origen de la foto: Photo de Edu Lauton sur Unsplash
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