Textos en español

Carta de un lector aprendiz

        Mi madre fue la responsable, fue la que me enseñó las primeras letras. El primer recuerdo al ponerme en contacto con las letras fue alertar al dueño de una tienda que corrigiera una palabra con error. La segunda, cuando mi madre colocaba hojas de periódicos en el piso de la cocina, que recién terminara de limpiar, y me arrodillaba mientras leía los titulares.
        El lector fue componiéndose en el interior del mundo mágico de las palabras. Después la construcción de la escritura fue como una oficina de señales, una obra de arte hecha de lápiz, papel y letras, imágenes construidas en la imaginación.
         Hoy, yo comprendo que leer es más allá que eso. No es solo contactarse con las palabras. Y algunas veces una de ellas, entre tantas otras, puede conducirnos, al mal o bien, a la emoción.
         La emoción viene de una simples cosecha de información. Como la lectura para tener en el futuro muchos argumentos y buscar fuentes que nos parezcan dignas. Un texto más cercano de los corazones y mentes con un discurso único, homogéneo. El texto es un maestro de los que no conocen las trampas de las palabras y a ellos les gustan tener argumentos para pelear con otros. Desde los perezosos con la arte de leer e interpretar hasta el sujeto que a partir de él se propone a revolucionar a si mismo y al mundo.
Interpretar no es emocionarse, un ademán mecánico, pero emocionarse o no con lo que interpretamos, imaginamos es un ademán de envolverse, aunque la falta de emoción también sea contagiarse. Luego, emocionarse es común. Leer e interpretar es colocar nuestras experiencias, nuestra cultura, nuestro discurso familiar en contra las palabras que otros hablan para imponer sus voluntades al otro.
        Organizar las palabras cambia el discurso, creame. Muchas veces el arte de la palabra es una manera de conducir a alguien para algún lugar. Leer el discurso común, familiar, desde fuentes conocidas es bueno, pero, leer lo que nos es común, es “enemigo”, es ante todo confrontar nuestras comodidades.
       De niño, leía de rodillas los discursos, las palabras. Hoy, las leo de pié, altivo y preparado para confrontar mis lecturas. Muchas veces, también, como el combatiente que necesita de conforto y busca fuentes conocidas, como el religioso que busca los libros sagrados, como los desajustados que buscan ayuda para poder comprender el mundo.
         Entretanto, la mirada que busca las palabras también busca lo que se ve, lo que se oye, el silencio y el ruido de las calles.
      Hoy en día, en el mundo convulsionado, nuestras lecturas deben irse más allá del límite de los papeles, de los posts y memes de las redes sociales, como compartilos y gustarles como si fueran lecturas ricas.
       Al final de todo, lo que sucede, hoy, para interpretar los acontecimientos no es suficiente las fuentes conocidas y que nos trae conforto. Debemos proponernos a abandonar la seguridad del barco y aprender a nadar.

Fuente de la foto: Photo by Gaelle Marcel on Unsplash 

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Nilson Lattari

Nilson Lattari é carioca, escritor, graduado em Literatura pela Universidade do Estado do Rio de Janeiro, e com especialização em Estudos Literários pela Universidade Federal de Juiz de Fora. Gosta de escrever, principalmente, crônicas e artigos sobre comportamentos humanos, políticos ou sociais. É detentor de vários prêmios em Literatura

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