Aquel que practica el silencio
Habituarse al silencio es una de las mejores recetas para vivir. Buscar el silencio no es, simplemente, desplazarse del mundo. Es, ante todo, conectarse con otra realidad. Una realidad en donde los sueños tienen libertad para construir proyectos y deseos, convulsionados por los ruidos que la realidad vivida produce.
No hablamos de ruidos igual que los embotellamientos y sus bocinas ensordecedoras; del vocerío de las personas; del llanto provocado por las decepciones, aunque no resuenan dentro de nuestros oídos, pero trastornan el silencio de nuestros pensamientos.
Silenciar es desconectar nuestros pensamientos de las cosas fútiles, posibilitándonos encontrar soluciones a diario. No se las puede encontrar para resolver nuestros problemas, sin la nube que el silencio construye, en donde podemos esparcir nuestros horizontes, por donde nuestro razonamiento vuela tranquilo rumbo al dominio de nuestro pensamiento interior, para construir la salida.
No hay magia para solucionar nuestros problemas. Las angustias son acumulaciones de conductas que hacemos a lo largo de nuestra vida, y, a menudo, las soluciones no existen. Debemos silenciar para absorberlas y saber como acomodar nuestros problemas y nuestras angustias en el interior de nuestras vidas; angustias eternas no se despiden de nosotros, pero convivir con ellas es un proceso inherente de la humanidad.
Muchos se sienten culpables por conductas erradas. Destinar la culpa a alguien es una técnica simple para disimular un problema. No existen culpables, no debemos sentir culpa por el mal que nos hacemos a nosotros. A otros sí, y un examen de consciencia es importante, sin embargo, pocos lo hacen. Y no hay silencio que lo sane.
Aquel que practica el silencio se calla antes de asumir una decisión, es sabio. Reflexionar es una forma de silencio en donde el vacío llena el futuro, considerando todo que se pueda resultar a partir de lo decidido.
Muchos temen a los silenciosos, aunque el practicante no esté diciendo o haciendo nada. Este desplazarse es la mejor arma que se puede usar en contra de los que desean llevarnos a otros caminos y atajos fáciles.
Silenciar es un no interior que vive en su propia quietud, en su propia tranquilidad. Los ruidosos viven de los ruidos que provocan, y así intentan estorbar el silencio de los otros.
Silenciar es dejar la respuesta en el aire sin importunarla, sin necesitar decirla. Es un aislamiento espiritual más amplio que el corporal. Es desacierto, es manejar el falso poder de los ruidosos.
Felices los que practican el silencio. Si son sabios o no, poco se les da. Pero, los silenciosos asombran más por lo que no hablan que por lo que pueden decir. Es cuando los silenciosos se expresan, que los dueños de la verdad llegan a dudar de ellos mismos.
Fuente de la foto: morguefile.com
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